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sábado, 18 de diciembre de 2010

Capítulo 8

“Cuando mentimos, independientemente de nuestras intenciones, vivimos bajo el miedo constante de ser descubiertos, siendo conscientes de que el más mínimo error podría delatarnos”

Ruth seguía sumergida en sus pensamientos cuando Víctor entró sin llamar a su habitación, que se sorprendió al ver a su hermana echada en la cama a oscuras y se preguntó si no estaría durmiendo. Intentando percibir algo en la negrura del dormitorio, vio que Ruth tenía los ojos abiertos y clavados en él.
-Voy a salir. - Dijo al fin, sin preguntar por qué tenía la luz apagada. Algo bueno de Víctor es que no acostumbraba a meterse en asuntos ajenos.
Es verdad, pensó Ruth, hoy es sábado.
-¿Con quién?
Aquella pregunta sorprendió enormemente a Víctor, que enarcó una ceja.
-¿Cómo que con quién voy a salir? Pues con Javi y Lucas, ¿con quién si no? - Respondió. - Porque Lorena ya dijo antes que no iba a salir, que estaba cansada. De todas formas, ahora cuando vaya a casa de Lucas la veré un rato. Si quieres que le diga algo... - Sugirió pensando que quizás su hermana se refería a Lorena cuando le había hecho la pregunta.
-No.
-Bueno, pues me voy. - Antes de irse echó un vistazo a Ruth. Qué rara estaba. - Si quieres venir... Pero tienes que darte prisa que ya me estarán esperando.
-No me apetece.
-Como quieras. - Señaló Víctor, que no había quedado muy convencido. - Adiós, y alegra esa cara.
Ruth le enseñó los dientes forzando una amplia sonrisa, lo que provocó una carcajada a Víctor, que salió de la habitación cerrando la puerta tras él.
Volvía a estar sola. Sola con sus pensamientos. Así que Lucas iba a salir... Eso le ofrecía una buena oportunidad de comprobar si verdaderamente él era Lmusic o no. Si más tarde se conectaba al MSN y lo encontraba entre sus contactos, quedaría libre de toda sospecha y todo volvería a la normalidad.

Víctor y Javi iban en el coche, de camino a casa de Lucas. No sonaba ninguna canción dentro del vehículo, lo cual era muy extraño. Desde luego, aquella noche más rara no podía ser.
-¿Sabes algo de Nat? - Preguntó Javi sin dejar de mirar a la carretera. - Quería llamarla antes, pero se me ha pasado.
-Qué va. Podemos pasarnos a verla cuando recojamos a Lucas.
-Es un poco tarde, ¿no? - Dijo Javi mirando el reloj. Era casi media noche. - Pero mañana sí que podríamos hacerle una visita, que la pobre estará aburrida en su casa.
-Pues sí.
Javi paró el coche: habían llegado a casa de Lucas. Los dos amigos se bajaron y caminaron juntos hasta la puerta. Después de tocar el timbre, tuvieron que esperar casi un minuto hasta que su madre les recibió.
-Hola, chicos. - Saludó dedicándoles una enorme sonrisa. Después giró la cabeza y gritó a las escaleras. - ¡Lucas, hijo, baja, que ya han venido tus amigos! - Tras decir esto, de nuevo se dirigió a los dos jóvenes. - Pasad si queréis.
Pero antes de que pudieran responder, vieron cómo Lucas bajaba las escaleras, vestido únicamente con unos pantalones de chándal. No parecía muy animado para tratarse de un sábado noche. Su madre se marchó cuando su hijo llegó a la puerta.
-Pero tío, ¿qué haces así? - Exclamó Víctor, muy sorprendido por ver a su amigo vestido de aquella forma.
-No voy a salir. - Respondió Lucas encongiéndose de hombros.
-¿Y eso por qué? - Intervino Javi, tan sorprendido como Víctor.
-No me apetece.
-¿Pero qué le pasa hoy a todo el mundo? - Víctor soltó una carcajada irónica. Primero Lorena, después Ruth, y ahora Lucas.
-¿Qué hacemos? ¿Nos quedamos con él? - Preguntó Javi, actuando como si Lucas no estuviese delante.
-Yo me iba a acostar ya. - Mintió él, que no tenía muchas ganas de pasar la noche con sus amigos. - Si quieres que avise a Lorena para que baje un rato. - Esta vez se dirigió solo a Víctor.
-No, déjala. Ya vendré a verla mañana.
Lucas volvió a encogerse de hombros y se despidió de sus amigos. Subió de nuevo a su habitación, ignorando las miradas preocupadas de su madre y su hermana. Casi de forma automática, se sentó en la silla, la acercó al ordenador y se conectó al MSN. Repasó un par de veces los contactos que estaban conectados. No había nadie interesante. Cerró sesión y se conectó de nuevo, esta vez con una cuenta diferente: la que había creado expresamente para hablar con Ruth, la de Lmusic. No supo muy bien por qué, quizás porque no esperaba encontrarla conectada, porque lo cierto es que le daba miedo enfrentarse a ella, volver a mantener una conversación después de lo que había ocurrido aquella tarde. Para su sorpresa, pocos segundos después de que se abriera la ventana con la lista de contactos, una lucecita naranja empezó a parpadear en la parte de abajo de la pantalla: era Ruth.
RUTH: Hola.
¿Hola? Jamás, en ninguna ocasión a lo largo de ese año y medio que llevaban hablando por Internet, le había saludado de aquella manera. Con un simple “hola”. Eso le provocó unas ganas enormes de apagar el ordenador sin decirle nada, pero no podía seguir comportándose de una forma tan cobarde. Tenía que dar la cara de una vez.
LMUSIC: ¡Hola! ¿Qué tal?
RUTH: Bien. Voy a proponerte una cosa.
Eso asustó mucho a Lucas. Desde luego, no era normal la seriedad que Ruth estaba mostrando, pero eso de que iba a proponerle una cosa consiguió ponerlo nervioso del todo.
LMUSIC: Tú me dirás.
RUTH: Mañana. A las seis en el Golden River, en el parque de atrás.
¡Qué directa! Ya no cabía ninguna duda de que sabía con quién estaba hablando. Además, el Golden River, un enorme hotel del centro de la ciudad, se encontraba en un punto intermedio entre la casa de Lucas y la de Ruth. Seguramente ella había escogido ese lugar precisamente por ese motivo. El corazón de Lucas latía con fuerza y sus manos temblaban, por lo que le costó bastante pulsar las teclas adecuadas para responder.
LMUSIC: ¿Y eso?
Quería ganar tiempo para así poder pensar alguna excusa que impidiera aquella cita. Aunque quizás lo mejor sería terminar con todo aquello de una vez por todas...
RUTH: Me lo debes por lo del otro día. ¿Qué me dices? Si no te parece bien a esa hora, puedes proponer otra. A mí no me importa.
LMUSIC: De acuerdo. A las seis en el Golden River, en el parque de atrás.
Acababa de firmar su sentencia... al día siguiente, a las seis de la tarde, en el parque de atrás del Golden River...

Ruth se sentía mal por la forma en que lo había tratado, pero si no hubiese actuado así, seguramente él no habría accedido a quedar con ella. Y si Lorena no hubiese tenido el detalle de contarle por MSN, muy preocupada, pocos minutos antes de que Lmusic se conectara, que su hermano iba a quedarse en casa aquel sábado noche, toda sospecha hacia Lucas habría desaparecido.
Todavía no se podía creer que todo esto estuviera pasando. Jamás habría podido imaginar que Lucas fuera Lmusic. No quería perder su amistad con él, pero estaba muy enfadada porque la hubiese estado engañando durante tanto tiempo. Quizás más adelante todo volvería a la normalidad...

Víctor y Javi, viéndose los dos solos un sábado por la noche, decidieron ir a un bar cercano a tomarse una cerveza. Tuvieron suerte al encontrar una mesa libre en la terraza, ya que el bar estaba atestado de gente. Se sentaron rodeados por gritos y risas de personas que disfrutaban la agradable noche de verano. Todos parecían tan alegres... Pero Víctor y Javi, bebiendo cerveza en silencio, parecían haberse contagiado del extraño humor de sus amigos, que se mostraban tan apagados de repente.
-Vaya aburrimiento de noche, tío. - Se quejó Javi. - No sé qué le pasa a esta gente. Creo que nos hemos perdido algo...
-Bueno, piensa que el lunes empezamos las clases. Eso deprime a cualquiera. - Respondió Víctor intentando quitarle importancia al asunto, a pesar de que a él también le preocupaba. - Además, llevamos todo el verano haciendo lo mismo. Ya resulta cansino. Deberíamos proponer algo diferente, ¿no crees?
Javi lo pensó un momento, y después sonrió.
-Dentro de dos semanas es el cumpleaños de Ruth, ¿no? Podríamos hacerle algo así como una fiesta sorpresa. Pero no un botellón cualquiera: algo nuevo.
-Pues no es mala idea. Podríamos pasar el fin de semana en la playa. Reservar algún hotelito o irnos a un albergue. - Sugirió Víctor, a quien había entusiasmado la idea de su amigo.
-¡Sí! He oído que hacen pequeños cruceros a muy buen precio, durante una noche. Es como una discoteca dentro de un barco.
-¡Pues decidido! Lo hablaremos con los demás, a ver qué opinan. - Exclamó Víctor con una enorme sonrisa. - Pero no podemos decirle nada a mi hermana, que es una sorpresa.
-Pues entonces habrá que conseguir que no haga otros planes para celebrar su cumpleaños.
-No te preocupes, de eso ya me encargo yo. Espero que a los demás les parezca bien.
-Seguro que Lucas está dispuesto. - Rió Javi. - Siempre se apunta a todo.


El ruido de las puertas al cerrarse, el olor del café y de las tostadas recién hechas, el sonido del agua en la bañera. Ruth se despertó aquel domingo por la mañana y decidió disfrutar un rato más de su cama, recordando que al día siguiente no tendría la misma suerte, aunque no tardó mucho en levantarse, después de dar vueltas y más vueltas entre las sábanas. A pesar de los nervios por la cita con Lmusic, que tendría lugar esa misma tarde, había dormido bastante bien.
Cuando bajó a la cocina sus padres estaban allí, disfrutando del desayuno. Después de darles los buenos días, Ruth se sirvió con desgana un vaso de zumo de piña y se lo bebió de un trago.
-¿Quieres una tostada, hija? - Preguntó su madre que, sin darle tiempo a contestar, ya había cortado una rebanada de pan.
-Vale. - Contestó Ruth encogiéndose de hombros. Ella había hecho planes de desayunar un croissant de chocolate, pero viendo que su madre ya le estaba preparando la tostada, no tuvo otra alternativa más que aceptar. - Pero no le pongas nada, que me la voy a comer con mermelada. - Se sirvió otro vaso de zumo. - Me apetece algo dulce. ¿Dónde está Víctor? ¿Todavía está durmiendo?
-Estoy aquí. - Dijo una voz respondiendo a la pregunta de Ruth. Víctor había entrado en la cocina, terminando de colocarse la camiseta y con el pelo mojado. - Bueno, ¿y mi desayuno?
-¿Quieres una tostada? - Volvió a ofrecer su madre, que ya se había hecho con el cuchillo y se disponía a cortar otra rebanada de pan.
-Mejor no. Creo que quedaba algún bollo de esos rellenos de chocolate. - Víctor buscaba en el armario mientras hablaba. Una enorme sonrisa iluminó su rostro cuando dio con una bolsa de plástico que envolvía un croissant. - Aquí está. ¡Qué suerte, me voy a comer el último!
Ruth observó sin mucho entusiasmo la tostada que su madre le acaba de colocar delante. Se había quedado sin croissant.
-¡Ah, Ruth! - Continuó su hermano, mojando el bollo en una taza de leche con Colacao. - Ayer Javi y yo quedamos en ir a ver a Natalia ahora por la mañana.
¡Natalia! Ruth sintió una enorme culpabilidad al darse cuenta de que había olvidado a su amiga por completo.
-Genial, tengo ganas de verla.
-He llamado a Lucas y me ha dicho que él y Lorena se irán para allá por su cuenta. Como son vecinos...
El corazón de Ruth dio un vuelco al escuchar el nombre de Lucas. Iban a verse antes de lo previsto. Se imaginó la situación: ambos sabiendo que se encontrarían esa misma tarde y que todo cambiaría a partir de entonces, pero actuando como si no pasara nada. ¿Cómo reaccionaría él al verla? Porque era evidente que se había dado cuenta de que ella lo había descubierto todo.
-Dadle recuerdos a Nati de mi parte. - Dijo la madre con cara de preocupación. Para ella, Natalia era como de la familia. -Y decidle que se pase un día por aquí, que hace tiempo que no la vemos.

Después de desayunar, cerca de las once y media de la mañana, Javi pasó a recoger a Ruth y Víctor para ir a casa de Nat. Los chicos hablaron bastante por el camino, pero Ruth estaba totalmente sumergida en sus pensamientos, nerviosa, asustada. No solo iba a ver a Lucas y a fingir que no sabía nada, que no estaba enfadada con él, que seguían siendo tan amigos, sino que iba a tener que hacer todo eso delante de Natalia, que no debía notar nada extraño entre ellos. Pero, ¿realmente tenía sentido ocultárselo a ella? A Ruth le dolía el hecho de que Lucas le hubiese hecho vivir una mentira, ¿iba ella a mentirle a su amiga del mismo modo? No, no era lo mismo. No iba a mentirle, solo a guardar bajo llave pequeños detalles para evitar hacerle daño de manera innecesaria. ¿Pequeños detalles? ¿Que el chico al que Natalia había querido siempre ahora sintiera algo por Ruth era un pequeño detalle?
Cuando se bajaron del coche, Ruth sintió unas ganas enormes de salir corriendo y encerrararse en su habitación de por vida, para no tener que enfrertarse a lo que le esperaba en casa de Natalia. Contuvo ese cobarde deseo y respiró hondo antes de entrar en el enorme bloque de pisos, que en ese momento le parecía el mismo infierno.
Sintió un gran alivio al comprobar que Natalia se encontraba sola y que parecía estar mucho mejor que la última vez que la vio. A pesar de eso, se le veía algo débil.
-Creía que os habíais olvidado de mí. - Dijo poniendo cara de pena, sentándose en el sofá.
-Y así es. - Bromeó Víctor tomando asiento en el sillón situado frente a ella. - Lo que pasa es que no teníamos nada interesante que hacer y nos hemos acordado de ti.
Natalia le lanzó un cojín fingiendo estar muy dolida, aunque sabía perfectamente que su amigo no hablaba en serio. Éste lo cogió antes de que le impactara en la cara y después lo colocó bajo su cabeza, acomodándose en el sillón.
-Gracias. - Le dijo, y ella le sacó la lengua.
-Bueno, ¿cómo estás? - Preguntó Ruth, que se había sentado junto a ella y Javi. - Se te ve mucho mejor.
-Sí, estoy bien. Algo deprimida porque mañana empiezan las clases.
Antes de que Natalia terminase de hablar alguien llamó al portero automático. La anfitriona se levantó para abrir.
-¿Quién es? - Preguntó Javi cuando su amiga regresó al salón.
-Lorena y Lucas.
El corazón de Ruth se aceleró al escuchar las palabras de Natalia y un calor sofocante empezó a invadir su cuerpo. En a penas unos minutos Lucas estaría allí y ella aún no tenía ni idea de cómo iba a comportarse cuando esto pasara. No pudo despegar la mirada de la puerta, que Nat había dejado abierta, hasta que alguien entró. Antes de comprobar de quién se trataba, Ruth no pudo evitar bajar la mirada, y entonces se dio cuenta de que llevaba un buen rato apretando sus rodillas con las manos, como queriendo apaciguar su deseo de echar a correr.
Quien había entrado era Lorena, y tras ella apareció Lucas, con la mirada clavada en el suelo. Cuando Ruth descubrió esto, sonrió al pensar que seguramente él también estaba luchando contra la enorme tentación de huir de allí. Para su sorpresa, el ver de esta manera a su amigo la tranquilizó bastante, lo cual era una gran ayuda a la hora de actuar con naturalidad. Después de todo tampoco era para tanto.
-¡Hola, Nat! - Exclamó Lorena abrazándola. - Tienes mejor cara.
Le conmovió el ver a su amiga después de la conversación que había tenido con su hermano la noche anterior. Y pensar que ella no sabía nada...
-¡Hola! - Saludó Lucas, que esperó a que Lorena se separase de Natalia para poder darle dos besos.
Saludó a Víctor. Después a Javi. Ruth esperó su turno, viendo la expresión de terror que iba adoptando el rostro de Lucas conforme se acercaba a ella. No obstante, él consiguió disimular bastante bien este gesto con una maravillosa sonrisa que logró que Ruth se estremeciera. Como si hubiera pasado una vida entera hasta entonces, se dieron dos besos, con tanta timidez que resultaron casi imperceptibles.
A partir de ese momento, la mañana transcurrió rápido. Aunque ambos se sentían algo incómodos en aquella situación, fue más ameno de lo que había esperado. A pesar de esto, los dos sabían perfectamente que ese insignificante encuentro en el que contaban con la agradecida presencia de sus amigos, no era nada al lado de la cita a la que deberían enfrentarse esa misma tarde. A las 6, en el parque de atrás del Golden River.

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