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domingo, 28 de agosto de 2011

Capítulo 46

A veces el corazón huye donde el tiempo no le sigue... Y se esconde donde no lo encuentre la razón”


-¿Te preocupa algo, Ruth? – preguntó Lorena al ver que su amiga estaba absorta mirando el batido de vainilla que sostenía entre las manos, pero del que aún no había bebido ni un sorbo.

Hacía mucho tiempo que no estaba a solas con ella, así que no había tenido la ocasión de preguntarle esto antes.

-No.

-Vamos, sabes que puedes contármelo, ¿verdad?

Permaneció en silencio unos segundos, sin cambiar el objetivo de su mirada, y respondió después de beber por primera vez un trago de batido, refugiada en su abrigo.

-En Nochevieja... Bueno... escuché sin querer a Elena y Tamara hablar... Hablaban de Gloria... y de Lucas.

Lorena palideció, pero Ruth no se percató de ello.

-¿Qué decían?

-Dijeron que los habían visto entrar juntos en una habitación. Y que ellos salieron juntos hace algún tiempo.

-Así es...

-No lo sabía. – El sonido de la fuente fue lo único que se escuchó durante casi un minuto –. Se lo dije... A tu hermano. Y él me explicó que la había encontrado en el baño, vomitando, y que no había podido dejarla allí. Que tuvo que ayudarle.

-Es propio de él.

-Me besó.

El vaso que Lorena tenía atrapado entre los dedos se escurrió, cayendo en el suelo, y llenándolo todo de batido de chocolate. El olor dulzón subió como una nube.

-Ay, madre. Javi me va a matar cuando vea esto. – Como si olvidase de repente que acababa de poner perdido el suelo del patio de su amigo, preguntó –: ¿Pero cuándo fue eso?

-En la fiesta.

-¿Y por qué me entero ahora?

Ruth se encogió de hombros.

-No sé por qué no te lo he dicho. Supongo que no ha habido un momento para hacerlo.

-¿Pero estáis juntos?

-¿A ti te lo parece?

-¿Pero tú quieres estar con él?

-Es complicado. ¿No crees que está un poco raro?

Lorena se detuvo a pensar, e intentó analizar todo lo que había sucedido desde la fiesta hasta entonces. Y llegó a la conclusión de que no, que no le parecía que estuviera raro en absoluto.

-Pues no. La verdad es que sigue exactamente igual que antes. Te sigue mirando sin que te des cuenta y sonríe cada vez que apareces.

Una sonrisa se formó en los labios de Ruth.

-¿Eso hace?

-Constantemente.

-Pero ya no ha... ya no ha vuelto a besarme.

Fue entonces cuando Lorena lo vio todo muy claro.

-Porque Natalia no se ha despegado de ti en todo este tiempo. ¿O no te das cuenta?

-Pero si casi no me habla...

-Lo sé. Pero siempre está ahí cuando Lucas y tú coincidís.

-Bueno, ¿y qué tiene eso que ver?

-Perdona que te diga esto, pero llevas mareando a mi hermano unos cuantos meses... Y sabe, o cree, que tu indecisión se debe a Natalia... Yo no estoy tan segura de eso, pero él sí. Yo creo que no se atreve a acercarse más de la cuenta, y menos aún estando ella... Porque no sabe cuál será tu reacción. ¿Entiendes lo que quiero decir?

-Sí...

-Y me parece que tiene sus razones. ¿O acaso tú tienes claro lo que quieres?

-Todo esto... todo esto me supera, Lorena. ¿Cómo he llegado hasta aquí? Natalia y yo ya no somos amigas, por mucho que queramos fingir que sí. Aún así, me siento mal todo el tiempo por...

-Porque sientes algo por mi hermano.

-Me he portado fatal con ella. Me he portado fatal con él. Y no sé si estoy sacando algo bueno de todo esto. Yo... todos los días me acuerdo de cómo eran las cosas antes... Nat venía a mi casa, o yo iba a la suya, y se pasaba horas y horas hablando de Lucas. Tenía la esperanza de que algún día sus sentimientos hacia ella cambiarían. ¿Y sabes una cosa? Yo también. Y nunca... NUNCA, había podido ver a tu hermano del mismo modo en el que lo veía ella... Y pensé que nunca podría pasar. No. No lo pensé. Porque era algo tan remoto que ni siquiera se me pasó por la cabeza. Porque a mí Lucas nunca me ha gustado.

>Siempre ha sido el chico que le gustaba a mi amiga. El chico con el que yo quería que estuviera mi amiga.

>¿Sabes... sabes lo que me dijo Nat poco antes de que empezara el curso? Me dijo que él se enamoraría de mí... ¿Y sabes por qué me dijo eso? Porque yo me ofrecí para echarle una mano con él. Y ella no quiso... no quiso mi ayuda. ¡Y con razón! Mira lo que le he hecho...

>¿Por qué tenía que ser él? ¿Por qué Lmusic tuvo que ser él? Echo de menos a mi amiga, Lorena... la echo mucho de menos. Y no puedes imaginar la impotencia que siento sabiendo que no volverá... Ya no es ella. Y ya no soy yo. Y me merezco que me odie. Me lo merezco...

Lorena no supo qué hacer cuando vio un río de lágrimas correr por las mejillas de su amiga. Le colocó una mano en la espalda, pero no se decidió a abrazarla, porque sabía que todavía le quedaban cosas que decir, y que si lo hacía, lo único que quedaría de ella sería un montón de lágrimas. Y quería que expulsara fuera de ella todo lo que llevaba dentro... lo que llevaba guardando los últimos meses. Nunca se había soltado tanto a la hora de hablar. Era la primera vez que se desahogaba a fondo en todo ese tiempo. Y ella estaría ahí para escucharla.

-Yo no me enamoré de Lucas... si a él no se le hubiese ocurrido disfrazarse de Lmusic yo nunca me habría enamorado de él. Y ya ni siquiera me queda eso... Lmusic ya no existe. Ya no llego tarde al instituto por haberme pasado la noche entera hablando con él. Ni me envía SMS. Ya no tengo que insistirle para que se haga una cuenta en Tuenti y poder ver sus fotos. Porque siempre ha estado entre mis amigos en Tuenti. Siempre... solo que yo no lo sabía. Ya no fantaseamos con la idea de ir juntos a un concierto de Sum41, ni imaginamos cómo sería nuestro primer encuentro en persona... Porque Lmusic no existe. Era una mentira. Y yo me enamoré de esa mentira... Él me ocultó la verdad durante más de un año y medio... Y yo fui tan estúpida que no me di cuenta de lo que ocurría... Y cuando lo hice ya era demasiado tarde... porque ya me había enamorado de él... del mismo chico con el que mi ex-mejor amiga lleva soñando toda su vida... Y yo tengo la culpa de que Nat haya cambiado... y de que se fuera, y de que esté sufriendo. Porque lo está haciendo. Y tú lo sabes, ¿verdad? Tú te das cuenta de esas cosas...

-Ruth... – susurró Lorena, sin saber qué otra cosa decir. Aún estaba asimilando todas esas palabras que le habían llegado de golpe.

-No... Espera. Lo que me convierte en un monstruo es que gran parte de mí... el ochenta por ciento de lo que soy se siente feliz cada vez que estoy con él, se alegra de que sea él y no cualquier otro... Lorena, Lmusic me enseñó a ver la vida de otro modo... gracias a él he descubierto la magia que se esconde en todas las cosas... y en nosotros... y que existe por encima, o quizás oculta debajo de lo que somos y de lo que vemos... Yo nunca he sido especial... pero desde que lo conocí... a Lmusic, puedo decir que hay algo en mí que es diferente... Y me gusta... Me encanta...

Otro silencio. Largo y lleno de pensamientos que casi podían escucharse. Después de un rato, Ruth añadió algo más.

-Si en este momento me dijeran que Lmusic es otra persona... Yo me quedaría con Lucas. Y eso no lo dice ese ochenta por ciento del que te he hablado antes... de eso estoy segura al cien por cien.

No supo entonces que Lucas estaba sentado al otro lado de la puerta que se elevaba sobre los tres escalones en los que ellas estaban sentadas, y que lo había escuchado todo. Permaneció allí unos minutos más, repitiendo en su cabeza lo que acababa de escuchar a escondidas, aunque sin pretenderlo, con la espalda apoyada en la pared fría y los brazos dejados caer sobre las rodillas.

Después salió e hizo lo que había ido a hacer.

-Ya ha terminado el ensayo. Vamos a pedir pizza.

-Ahora vamos – respondieron al unísono, antes de que Lucas volviera a entrar.

-Habrá que limpiar esto – dijo Lorena señalando la enorme mancha de batido de chocolate que se dibujaba sobre el suelo.


Y, después de eso, cenaron pizza todos juntos. Todos excepto Natalia, que se excusó diciendo que no tenía hambre.

Últimamente se reunían más a menudo de lo normal en casa de Javi, puesto que el Festival de Abril cada día estaba más cerca y tenían que ensayar duro.

El rumor que Gemma había extendido por el instituto bajo las amenazas de Eva desapareció rápido, dejando lugar a la verdad, aunque no porque ella la confesara, sino porque Eva lo contó todo como venganza por haber roto la promesa.

Pero, después de todo, eso era lo justo.

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