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lunes, 18 de julio de 2011

Capítulo 38

Muchas veces cerrar los ojos ayuda a ver con mayor claridad”


-¿Qué te pasa, Ruth?

La voz de Lorena la obligó a retirar la vista de la ventanilla. Se dio cuenta de que Javi la miraba a través del retrovisor, haciéndole con los ojos la misma pregunta. Víctor y Lucas, en cambio, continuaron charlando al otro lado del vehículo.

Suspiró y dejó de mover las piernas, que no habían parado desde hacía rato. Estaba muy nerviosa... tenía el presentimiento de que algo iba a salir mal. No es que ella tuviera mucho acierto con sus predicciones, pero no podía evitar sentirse inquieta... Miró a Lorena, a Javi, y de nuevo a la chica con un gesto de preocupación.

-Creo que una noche en casa de Eva no puede salir bien. Seguro que pasa algo.

Su amiga le sonrió con cariño y cogió su mano.

-¿Desde cuándo eres tan negativa? – dijo Javi desde el asiento de delante, dedicándole otra mirada a través del espejo.

-No te preocupes, no va a pasar nada. Entiendo que pienses así... yo tampoco me fío mucho de ella, y menos sabiendo que no le caemos especialmente bien, pero dudo que tenga intenciones de hacer nada malo. Estará demasiado ocupada.

Ruth no dijo nada más, aunque de nuevo empezó a dar golpecitos en el suelo con el tacón. Observó a Lucas, que había dejado de hablar con Víctor y ahora prestaba atención a la ciudad mirando por la ventanilla. La luz de las farolas envolvía su piel con tonos anaranjados y hacía brillar sus ojos. Estaba muy guapo vestido de traje. Y, a pesar de que su aspecto era mucho más formal por la ropa, llevaba el pelo desordenado como siempre.

-¿Tenéis frío? – preguntó Javi dirigiéndose a las chicas y subiendo un poco la calefacción.

Quizás ellos con sus trajes tenían suficiente abrigo, pero Ruth y Lorena no llevaban más que una fina rebeca encima de sus vestidos.


Cuando llegaron había ya mucha gente en la fiesta, a pesar de que el reloj todavía no marcaba las dos. Como Javi conocía el camino a casa de Eva no fue necesario esperar a esa hora para que Elena los guiara. La puerta estaba abierta, y el ritmo de la música retumbaba haciendo vibrar el suelo. Entraron despacio, algo cortados.

Aquello parecía más una discoteca que una casa, con altavoces por todas partes y luces de colores en casi todas las habitaciones. Había también multitud de mesas con comida. Caras conocidas se cruzaban constantemente con ellos.

¿Cómo podía haber ya tanta gente, y cómo habían llegado hasta allí sin indicaciones de nadie? No era posible que todas esas personas conocieran esa dirección antes de la fiesta. ¿O sí? Probablemente ya habrían estado allí antes, en alguna otra fiesta.

Descubrieron una larga barra de bar en lo que posiblemente era el salón, aunque no había muchos muebles, solo algunos sofás y mesas de café colocados de manera que el centro de la estancia quedara libre como pista de baile. Aquello era enorme, mucho más de lo que habían imaginado.

También eran alumnos los que estaban detrás de la barra sirviendo bebidas. Eva se encontraba entre ellos, supervisando. Salió de allí en cuanto sus ojos se toparon con Lucas, y caminó hacia él esquivando gente, con una sonrisa maliciosa y retorciendo un tirabuzón suelto, independiente del elaborado recogido que se había hecho el pelo.

Ruth observó boquiabierta su vestido: el escote era palabra de honor, y se ceñía a la cintura para después abrirse, adoptando una forma acampanada. De color negro y blanco. Anduvo hacia ellos contoneándose, dando unos pasos firmes y seguros. Cuando llegó hasta ellos miró a Ruth de arriba a abajo, con una sonrisilla de medio lado que no mostraba precisamente simpatía.

-Vaya, vaya... – exclamó, aunque sin mucho entusiasmo, molesta –. Pero si llevamos el mismo vestido. Qué casualidad. Aunque... – soltó una risilla de burla –. Veo que has tenido que meterle un poco de aquí...

La miró con malicia mientras agarraba suavemente el borde del escote de Ruth. Esta se ruborizó. Era cierto, le quedaba un poco ancho de pecho, así que su madre había tenido arreglarlo y quitarle algunos centímetros. ¿Cómo se había dado cuenta?

-No te preocupes... simplemente no has escogido el vestido adecuado para ti. Cada una luce lo que puede.

Le devolvió una mirada llena de odio e impotencia, porque no sabía qué decir... era absurdo negar que el pecho de Eva lucía mucho más ese vestido. En ella quedaba sexy... en Ruth un tanto infantil.

Y de repente, como por obra del destino, una chica tropezó junto a ellos, derramando su vaso de cerveza encima de la anfitriona. Ella cogió una gran bocanada de aire, abriendo mucho los ojos y la boca, y después sacudió las manos. Los demás se apartaron para que no les alcanzaran las gotitas que salieron despedidas. Todos los que ocupaban la sala la observaban. Una ola de risas hizo enrojecer a Eva, no sabían muy bien si de rabia o de vergüenza... o de las dos cosas. El pelo había quedado empapado, estropeando el precioso peinado que posiblemente le habría llevado varias horas de peluquería, y también del vestido caían restos de bebida. Quiso erguirse, porque del impacto tenía el cuerpo un poco encorvado, pero al hacerlo uno de sus tobillos no fue capaz de mantener el equilibrio sobre los exagerados tacones que calzaba, y cayó al suelo. Se llevó una mano a la cara. Ruth se preguntó si estaría llorando. Quizás “el destino” se estaba pasando de la raya, así que se agachó y le ofreció la mano, pero ella la obligó a apartarla de un golpe y se puso en pie sin su ayuda.

-Lo siento mucho, Eva – se disculpó la muchacha causante de todo, aterrada.

La mirada de Eva, desde luego, le daba motivos para estarlo.

-¡Fuera de mi vista, estúpida!

Estaba furiosa, así que la chica salió corriendo de allí para reunirse de nuevo con sus amigos. Eva hizo lo mismo sin decir nada más, y abandonó el enorme salón dejando tras ella un rastro de cerveza.

-Ha sido sublime – dijo Víctor cuando se hubo marchado –. Solo por esto ya ha merecido la pena venir. Y tú... no tendrías que haber intentado ayudarla... sabes que no lo merecía.

Abrazó por el hombro a su hermana y le dio un beso en la cabeza.

-Tendría que haber venido Rebeca. Seguro que lo habría pasado en grande viendo esta escena... – añadió Javi.

-Rebeca le habría aplastado la bandeja de pastelillos contra la cabeza antes de que esto pasara – fue Lorena quien habló –. Por cierto, ¿alguien tiene sed?

Señaló la barra y Víctor se acercó a ella, agarrándola de la cintura.

-Voy contigo. ¿Vosotros queréis algo?

Lucas y Javi negaron con la cabeza, y Ruth les encargó Vodka con fanta de limón. Les indicaron que estarían sentados en unos sillones que había al fondo de la sala, y que los esperarían allí.

Ruth se quitó la rebeca: empezaba a tener un poco de calor, y después se hundió en aquel asiento tan cómodo. Javi se alejó de allí antes de sentarse.

-Voy a saludar a alguien, ahora vuelvo – fue lo único que les dijo.

La expresión de la chica se torció en una mueca de desagrado al verse envuelta en una espesa humareda que la obligó a cerrar los ojos. Poco a poco se desvaneció. No podía soportar el olor a tabaco. Procedía de su derecha, y hacia allá desvió la vista para descubrir a Tamara, una de las amigas de Eva, que se reía mirando en su dirección.

-Lo ha hecho a propósito – se quejó irritada.

-Ignórala. Lo que quiere es enfadarte, así que no le des esa satisfacción – la voz de Lucas consiguió relajarla un poco, y sonrió.

Aunque rodeados por la multitud, se había quedado a solas con él.

-No sé si me siento muy cómoda aquí... en su casa.

-Lo sé... Pero intenta pasártelo bien ya que estás aquí. Y si no... podemos salir un rato a dar una vuelta. Si quieres.

-Estamos prácticamente en medio del campo.

-Más divertido, ¿no?

-Sí – rió Ruth.

Pues no era mala idea...

Otra nube de humo la rodeó. Cerró los ojos e intentó calmarse. Cuando se hubo disipado, respiró hondo.

-¿Sabes qué? – dijo Lucas, con una sonrisa muy dulce. Ella esperó, sin decir nada, a que continuase –. El vestido... te queda genial.

Pero la música sonaba muy alta y su tono de voz no fue suficiente.

-¿Qué? No te oigo bien con tanto ruido...

Antes de recibir respuesta, alguien se sentó en uno de los sillones. Era Ismael.

-¡Feliz año nuevo! – saludó alzando su vaso con la intención de brindar, pero al ver que sus acompañantes no estaban bebiendo nada, dio un sorbo y lo dejó sobre la mesa –. Os veo un poco aburridos. ¿Quieres bailar? – Esta vez se dirigió solo a ella, al mismo tiempo que le tendía la mano.

-Puede que luego.

Un coro de voces femeninas llamó a Ismael muy cerca de ellos y los tres miraron hacia allá. Un grupito de chicas lo esperaba en la pista.

-Creo que te reclaman – observó Lucas.

-Déjalas...

Pero lo volvieron a llamar, y no le quedó más remedio que ponerse en pie. Antes de irse añadió unas palabras...

-Ruth, ese vestido... te queda genial.

Ella le dedicó una amplia sonrisa, agradecida. La verdad es que el comentario de Eva le había provocado cierta inseguridad y eso consiguió que se sintiera mejor. Ismael le guiñó un ojo, cogió de nuevo su vaso y después se marchó.

Lucas respiró hondo.

Pocos minutos más tarde aparecieron Víctor y Lorena con las bebidas.

-¿Dónde se ha metido Javi? – quiso saber la chica, tomando asiento junto a su hermano.

-Míralo, allí está – respondió Víctor, que se había sentado entre ella y Ruth. Señalaba hacia otro grupo de sillones. Allí, de pie, estaba Javi –. Está... ¿está hablando con Claudia Cáliz?

Lorena buscó rápidamente a su amigo con la mirada.

-Sí, y ella parece tener bastante interés. ¿Ha intentado cogerle la mano o es cosa mía?

-La pregunta es... ¿En serio él la ha retirado?

-¿Queréis dejar que haga lo que quiera...? Parecéis de esos programas del corazón – se quejó Ruth riendo. Aunque no podía negar que ella también sentía curiosidad.

Lorena la ignoró y siguió hablando con su chico.

-¡Claro que la ha retirado...! Parece mentira que no lo sepas: Javi está enamorado de otra persona.

7 comentarios:

  1. Ooh de rebecaa de rebecaaa!! O eso esperoo jajaja animoo esto siempre te deja em lo mejorr! Que injusticiaa tss!!
    Sigue asiiun besitooo
    PD: eso qie le has hecho a lucas, eso de que no se eentere de lo suyo pero si de lo de ismael, es tener mala lecheee jJajajaja pero no se xq, has conseguido que ahora me parezca aun mas cuco si es que se podiaa jajaja
    Un besazoo :D

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  2. ohh, estoooy de acuerdo con Ireneee jajajaja Debe de ser Rebeca :)
    Espero ansiosa el siguiente ;)

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  3. Pobre lucas, no escucha lo que dice el y lo de Ismael si! Jajajajajaja, y tiene que aparecer Rebeca en la fiesta y acabar con el, jajaja!
    Me sigue encantando pero estoy deseando que llegue un dia en el que tenga el libro en mis manos para poder leerlo tumbada en la cama todo seguido, a cada capitulo me dejas mas con la intriga!

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  4. Hola!
    Soy Misa, la del foro ^_^
    Me encanta, de verdad. ¡Estoy esperando con muchísimas ganas el siguiente capítulo! :)
    Un besote!

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  5. HEYYY!!! quiero mas esperare con ansias ojala un dia puedas publicarlo, y asi lo tendremos en nuestras manos como dice Escribirenelaire :) muy genial la historia

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  6. yo solo voy a decir esto: flipo con tigo. me encanta como escribes.
    me declaro tu fan nº1.
    pero al pobre Lucas lo tienes ahi.... pobrecito.

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