“Poderosa oscuridad que abraza cada rincón... No es suficiente para apagar tus ojos”
-¿Tienes hambre? Voy a por unos pastelillos – dijo Lorena escapándose de los brazos de su novio, acostado en el sofá.
Se habían ido a un salón más tranquilo, huyendo de la música, las luces y la gente. En aquella habitación, aparte de ellos dos, tan solo había un grupito de chicas. Charlaban tranquilamente, casi susurrando, todas ellas con los pies descalzos, liberadas por fin de los dolorosos zapatos que habían calzado durante toda la noche. La luz de la sala era muy suave, y azulada. Acogedora.
Víctor tiró de la muñeca de la chica y la arrastró hacia él, volviéndola a abrazar. Le retiró el pelo con delicadeza para besarle el cuello. Un cosquilleo recorrió el cuerpo de Lorena, y sonrió.
-¿Dónde crees que vas?
Ella le besó en los labios y luego en la nariz.
-Ya te lo he dicho, voy a por unos pastelillos.
-¿Y tiene que ser justo ahora?
Lorena se encogió de hombros y se levantó de nuevo.
-Tengo hambre.
-Tráeme uno de crema.
Llevaba tanto rato tumbada que caminó con torpeza, un poco aturdida, hasta llegar a la mesa donde antes había visto una bandeja llena de pastelillos. Ahora la bandeja la sostenía Anabel, y estaba prácticamente vacía. La chica, avergonzada, se la ofreció, y cuando Lorena abrió la boca para hablar, apareció Eva escoltada por Tamara y... Natalia. Agarró el hombro de Anabel y la miró con malicia. Al lado de Eva se le veía más gordita aún.
-Pero bueno, ¿es que no vas a dejar nada para el resto de mis invitados?
-No importa, Eva – intervino Lorena con tranquilidad, al ver que la pobre chica se sonrojaba –. En realidad no tengo mucha hambre.
-¿No crees que ya es hora de perder algo de peso? Si sigues así vas a salirte del vestido... – continuó ignorándola.
Lorena reparó en que, a pesar de la risilla que soltaron Eva y Tamara, Nat miraba al suelo con una mueca de disgusto.
-Fíjate... – esta vez fue Tamara quien habló, señalando los zapatos de Anabel con expresión burlona –. ¿Cómo pueden soportar todo eso unos tacones tan finos?
Los ojos de Anabel se llenaron de lágrimas y soltó la bandeja en la mesa. Lorena sentía impotencia... ¿es que no pensaba defenderse? ¿Tampoco Natalia tenía intención de pararle los pies? Eran sus amigas, después de todo.
-Va a llorar – continuó Eva, riendo.
-Cállate – pidió Lorena, cargando de aversión cada sílaba.
-¿Perdona? – escupió Eva con prepotencia.
-¿Sabes? Me das un poco de pena. Te obsesionas con tu aspecto porque estás vacía por dentro... Y necesitas humillar a los demás para sentirte mejor contigo misma. ¿Cómo de bajo has caído si tienes que hundir bajo tierra a otros para sentir que estás por encima? Sí... das mucha pena. ¿Y sabes otra cosa? Mi hermano piensa exactamente lo mismo que yo.
La aludida la miró furiosa, con los ojos desorbitados, y levantó la mano para abofetearla, pero Lorena la detuvo, agarrándole la muñeca. Pudo ver cómo Nat intentaba esconder una sonrisa mirando hacia otro lado.
-¿Qué pasa aquí?
Era Víctor, que había acudido al escuchar la discusión. Rápidamente separó a su novia de Eva y la rodeó por la cintura.
-Nada... vámonos – ordenó a sus dos acompañantes. Tamara obedeció de inmediato, pero Natalia dudó un instante.
-Nat – dijo el chico sujetándola del brazo –. No te entiendo. ¿Qué haces con ellas?
No respondió, pero permaneció inmóvil mientras sus amigas se alejaban. Eva la fulminó con la mirada y continuó caminando, golpeando con fuerza el suelo a cada paso, haciendo sonar los tacones.
-Se queda con la parejita feliz... – susurró Tamara con tono burlón –. Chaquetera.
-La parejita feliz, ¿eh? Ya veremos cuánto les dura ese título... Esa estúpida va a tragarse sus palabras...
Se sentaron en el sofá donde antes había estado con Víctor, pero él no las acompañaba. Se había encontrado con unos de sus compañeros de clase y ahora estaban las dos solas. Natalia parecía avergonzada, y Lorena no conseguía adivinar si la razón era haber trabado amistad con una persona como Eva o haber dado de lado a sus verdaderas amigas desde entonces. Era cierto que su comportamiento les había hecho daño... pero la seguía queriendo mucho, y le alegraba tener por fin una oportunidad para hablar con ella a solas.
-¿Qué me ha pasado, Lorena? – preguntó Natalia, más para sí misma que para su amiga. No esperó a obtener respuesta, y continuó hablando, cada vez más acongojada –. Ya no sé quién soy. No sé qué estoy haciendo – se detuvo y suspiró –. Lo siento. Ya no querrás escucharme.
Lorena le acarició el pelo.
-Claro que sí, Nat. Soy tu amiga... y nada puede cambiar eso.
-No me lo merezco.
-Todos cometemos errores, y todos merecemos nuevas oportunidades... Te has tomado un tiempo para pensar, y lo comprendo... Es normal.
-No, no lo es. He dado de lado a mis mejores amigas. A Ruth... ¿Y todo por qué?
-Por él.
-No. No por él.
-¿Por qué, entonces?
Las lágrimas bailaron en los ojos de Natalia, pero no llegaron a derramarse.
-Por miedo. Por cobardía... Sí, por él – una sonrisa amarga se dibujó en su rostro. Hizo un esfuerzo por no dar al llanto la oportunidad de vencer –. ¿Crees que Ruth me perdonará algún día?
-¿Vas a pedirle perdón?
-Llevo mucho tiempo haciéndome esa pregunta.
-¿A qué tienes miedo, Nat?
-A ver con mis propios ojos que está enamorado de ella.
Lorena cogió la mano de la chica queriendo reconfortarla. Veía el dolor en sus ojos, pero también el empeño por mantenerlo ahí... Y que no se daba cuenta de ello. No quería darse cuenta... Porque cuando un sentimiento ha convivido tanto tiempo con nosotros no es fácil desprenderse de él, por doloroso que éste sea. Quiso preguntarle si de verdad todavía amaba a Lucas, pero no lo hizo. Y al ver que no decía nada, Natalia siguió hablando.
-Porque está enamorado de ella... ¿verdad?
“Perdidamente” – pensó, aunque se limitó a responder con un suave y cálido “sí”, aunque no por ello menos doloroso. La acogió en sus brazos cuando no pudo soportarlo más, cuando se rindió dejando brotar las lágrimas.
-¿Y tú, Natalia? ¿Estás enamorada de él?
Aquella pregunta la aturdió tanto que deshizo el abrazo para mirarla, y un recuerdo acudió a su mente de pronto...
“Vuelve con nosotros, te echamos de menos” – la voz de Lucas pronunció esas palabras en su cabeza con tanta claridad que casi parecía encontrarse de nuevo en el patio del instituto, sentada en el banco junto a él.
“No puedo...” – la suya sonó tan débil como lo fue en el momento... y vio en su recuerdo cómo se separaba de él para mirarle a los ojos, y cómo Lucas le secaba las lágrimas que resbalaban por sus mejillas, se levantaba y hablaba de nuevo antes de marcharse:
“Te aferras a la idea de que no puedes, pero a mí me parece que eres tú la que no quiere”
Ignoró aquel momento del pasado que, por alguna extraña razón, había acudido ahora a ella, y miró a su amiga con la confusión en el rostro.
-¿Le quieres? – insistió ella manteniendo la expresión seria.
-Claro que le quiero.
Durante unos minutos permanecieron en silencio, hasta que Nat volvió a hablar con la voz entrecortada, aunque sin desviar los ojos de la alfombra.
-¿Y por qué no están juntos? Por mí, ¿verdad?
Dudó un instante.
-Hace poco te habría dicho que sí.
-¿Y ahora no?
-Ya no estoy tan segura – sonrió –. Ya no sé si Ruth se comporta de esa forma tan extraña por ti o por ella.
-¿Por ella?
-Parece que le tenga miedo. ¿Recuerdas cuando ella y David rompieron?
Natalia alzó una ceja.
-Lo llevó bastante bien. La verdad es que no pareció importarle demasiado... No lloró ni una sola vez.
-Cuando eso ocurrió algo empezaba a cocerse entre tú y Alex, ¿te acuerdas?
-Entre Alex y yo nunca pasó nada...
-Ya... pero Ruth tenía la esperanza de que sí, y como te veía contenta, y pensaba que por fin ibas a sacarte de la cabeza a mi hermano, decidió no molestarte con... “sus tonterías”, o eso me dijo ella.
-¿Cómo?
-Sí que lloró, Nat, pero solo cuando tú no estabas. Le encantaba verte sonreír... decía que Alex te sentaba genial, y que no quería estropear eso. Pero en realidad lo pasó fatal. Muy, muy mal.
Natalia se llevó una mano a la boca, conmovida, y más lágrimas rodaron por sus pómulos.
-¿Ella hizo eso por mí?
Lorena asintió, con una leve sonrisa.
-Solía hablar conmigo, y una de las veces recuerdo que me dijo: “¡Te juro que nunca me volveré a enamorar! Al principio todo parece perfecto... y piensas que es imposible que termine, que no puede existir nada que acabe con algo tan... inmenso. Pero ocurre. Termina. No es perfecto... sino una gran mentira”. Nunca olvidaré esas palabras. De hecho... muchas veces me pregunto si algún día me servirán a mí...
-¿Entonces Ruth no quiere salir con Lucas... – esa idea hizo que las palabras se le atragantaran –... porque tiene miedo de que acabe mal?
-No lo sé. Pero podría ser, ¿no?
-No debería desperdiciar la oportunidad...
-¿Y por qué no se lo dices?
Natalia miró al suelo, avergonzada.
-Porque no quiero que la aproveche... Soy una egoísta, lo sé... Pero no quiero que esté con él, Lorena. Una parte de mí la odiaría si eso pasara, y no precisamente una pequeña parte.
-¿Por qué no le das una oportunidad a Ángel?
-Porque no le quiero.
-Parece una buena persona... es de esa gente que parece tener el corazón abierto a todo el mundo... un corazón visible y bueno... Y he visto cómo te mira, Nat...
-Es mi amigo, eso es todo.
-Y está buenísimo.
-Sí – soltó una carcajada –. Pero eso no cambia nada. Hablando del rey de Roma...
Ángel acababa de aparecer, y su rostro mostraba una desesperación que alarmó mucho a las chicas. Rápidamente se pusieron en pie, al mismo tiempo.
-¿Qué ocurre? – preguntó Natalia con un nudo en la garganta.
-Vuestro amigo... Javi: le pasa algo.
Wahhhhhhhhhh qué intriga >.<
ResponderEliminarSiempre nos dejas con las ganas ¬¬'
En fin, habrá que esperar un poco más, porque todos sabemos que en verano la gente pierde la noción del tiempo... y de eso no se salva nadie :)
Disfruta de tu tiempo y no te sientas presionada a escribir
Animoo (K)
Mierda! Nos has dejado con ganas de más ¬¬'
ResponderEliminarEspero que subas pronto el siguiente ;)
Me mola que Nat empiece a ver las cosas que Ruth ha hecho por ella y que al menos Ángel le parece mono *-* jajajaja Si ella no lo quiere, yo me lo pido jajajaja
Un besoote!
Opino lo mismo que anonimo, ante todo disfruta de tu verano pero... quiero más! Jajajaja
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