¡Visita mis otros blogs!

domingo, 10 de julio de 2011

Capítulo 34

Hoy la Luna verá en mis párpados tu reflejo”


-Voy a dar una vuelta – anunció Ruth asomándose a la cocina.

Su madre la observó no muy convencida. Vio que se había abrigado bien.

-¿Tú sola? Hija, es que ya es muy tarde... y vamos a cenar dentro de poco... – su hija le dedicó una mirada de súplica –. ¿No quiere ir Víctor contigo?

-No, dice que hace mucho frío y que prefiere quedarse. Son solo las once... Y será un ratito... necesito despejarme después de un viaje tan largo...

-¿Pero no quieres cenar?

-Quizás coma algo cuando vuelva. No tengo mucha hambre. Con los nervios del viaje...

-Bueno, ve. Pero no llegues muy tarde.

-Qué guapa estás – la aduló sonriente su abuela, que se acababa de acercar para ayudar a preparar la cena –. Pero muy delgada. Claro, si no quieres comer.

-Sí que come, sí. Más de lo que te puedas imaginar. Y bien golosa que es...

Ruth soltó una risilla, después dio un beso a su madre, otro a su abuela, y salió de la cocina dispuesta a marcharse.


Uf... pues sí que hacía frío. Abrochó el abrigo hasta la barbilla y guardó las manos en los bolsillos. Aquello era muy diferente a su ciudad. Mucho más acogedor. No había casi nadie en la calle, ni peatones ni vehículos, y sus pasos rompían el silencio de la noche. Llegó a un pequeño parque, y allí fue donde dio por finalizado su paseo hasta que quisiera regresar. Respiró profundamente el aroma del pueblo. Le resultaba un olor muy agradable, quizás porque estaba acostumbrada al venenoso aire de la capital.

Unos pasos cercanos llamaron su atención, y no pudo evitar desviar hacia ellos la mirada, en busca de aquel o aquella valiente que, como ella, se había atrevido a desafiar al frío invierno. Lo vio. Era un chico joven, supuso que no mucho mayor que ella... Espera...

“Qué estupidez... Por un momento he pensado que era Ismael” – rió para sí misma, y después retiró la mirada del muchacho.

Se puso algo nerviosa cuando escuchó que los pasos se acercaban... hasta que una mano se posó sobre su hombro.

-¿Ruth?

La chica se dio la vuelta de nuevo y lo observó incrédula. ¡Pues sí, sí que era Ismael! ¿Cómo era aquello posible?

-¡Ismael! Ya me había parecido que eras tú, ¡pero no podía creerlo! ¿Qué... qué haces aquí?

Se puso en pie para saludar a su amigo, que también la miraba con asombro. Sus labios se curvaron en una sonrisa.

-Pues... paso aquí las Navidades, con mi familia. ¿Y tú? ¡Vaya! Es que jamás hubiese podido imaginar que te encontraría aquí.

-¡Yo también! He venido a ver a mis abuelos y a pasar con ellos la Nochebuena... ¡Qué fuerte!

Rió emocionada.

Él luchaba por contener un grito de satisfacción. ¡Podría haber sido cualquiera! Pero era ella... ¡Precisamente ella! Y esta vez sin Lucas ni Víctor para fastidiarlo todo. ¡Era perfecto! Aunque... si Ruth había ido al pueblo para visitar a sus abuelos... también su hermano estaría allí... Eso le incordió bastante, pero no podía dejar de sentir que acababa de ganar el gordo de la lotería.

-Bueno, ¿y qué haces aquí sola con este frío?

Se encogió de hombros.

-Necesitaba despejarme un poco...

-A ver si acierto... preferías quedarte en la ciudad.

-No es eso. Bueno, reconozco que no me hubiese importado pasar allí las vacaciones, pero me gusta este sitio. Simplemente me apetecía dar una vuelta y tomar el aire. ¿Y tú?

-Lo mismo.

Intentó mirarla a los ojos, pero ella estaba más pendiente de... de todo lo demás. Eso le molestó.

-¿Y cómo es que nunca nos hemos encontrado antes? Porque supongo que vienes todas las Navidades. ¡A lo mejor sí que nos hemos visto pero no lo recordamos!

-A ti te recordaría, te lo aseguro.

Empleó su voz más seductora, aunque a Ruth pareció importarle más bien poco... De nuevo intentó retener su mirada, pero era imposible. ¿Pero qué le pasaba a esa chica?

-¿Tú crees? ¡Pues me parece muy raro que no nos hayamos cruzado nunca con lo pequeño que es esto!

¡Por fin! ¡Por fin lo miró a los ojos! Pero no por mucho tiempo... porque empezó a sonar algo dentro de su bolso, acaparando su atención.

-¡Vaya, es mi madre!

Ismael resopló con disimulo mientras su amiga conversaba por teléfono.

-¿Ya te tienes que ir?

-Sí... me ha dicho que va a nevar y que vuelva cuanto antes.

-Te acompaño.

La chica accedió sonriente, y caminaron juntos hasta la casita. Justo cuando llegaron, pequeños copos de nieve comenzaron a caer sobre sus cabezas.

-¡Fíjate! – se emocionó Ruth, colocando las manos en forma de cuenco, intentando en vano atrapar algún copo.

Él la observó con una media sonrisa.

-¿Quieres quedar mañana?

-Lo siento... mañana vamos a ir a ver el castillo y pasaré el día con mi familia... Pero tengo tu número – sonrió –. Te llamaré. Además, seguro que mi hermano se alegra de que estés aquí. Podemos salir un día los tres.

“Los tres, ¿eh?¡Qué divertido!” – pensó con ironía.

-¿Hasta cuándo os quedáis? – quiso saber, temiendo que se marcharía de allí antes de volver a verla a solas.

Además, seguro que Víctor no se separaría de ellos en cuanto su hermana le contara que él estaba allí...

-Pues pasaremos aquí toda la semana. Creo que nos vamos el domingo por la mañana. ¡Por cierto! ¿Irás a la fiesta de Eva? No sé si la conoces, pero como ha invitado a todo el instituto...

La verdad es que no tenía ninguna intención de ir a esa fiesta, pero quizás que Ruth fuera le ayudaría a cambiar de idea.

-Sí, sé quien es. Me ha invitado. ¿Tú vas?

-Sí. No es que seamos muy amigas, pero... bueno, creo que puede estar bien – su móvil sonó de nuevo, pero la llamada se cortó enseguida. Miró el teléfono y después a él –. Bueno... me voy ya. No sé si nos veremos hasta después de Navidad... porque mis padres han hecho muchos planes.

Y sin darle tiempo a decir nada, le dio dos besos y entró en la casa despidiéndose con la mano.


-¿A qué no sabes a quién me he encontrado? – preguntó a Víctor con entusiasmo después de abrir de golpe la puerta de su habitación.

Lo encontró tumbado en la cama, tapado con una manta y muy atento a su portátil, colocado sobre las piernas. Apartó los ojos del ordenador y miró extrañado a su hermana.

-¿Pero es que había alguien en la calle con el frío que hace? Y tú ya podrías llamar antes de entrar...

-La verdad es que no había nadie... hasta que apareció él.

-¿Él?

-Ismael.

-¿Ismael?

-Ismael, de tu clase.

-¿Ismael de mi clase?

-¿Quieres dejar de repetir todo lo que digo?

-¿Y qué hace aquí? Yo creo que te está acosando, hermanita.

-¡Qué dices! Ha venido a ver a su familia. Al parecer viene todos los años. ¿No es muy raro que no nos hayamos encontrado antes con él?

Víctor bufó mientras devolvía la mirada al ordenador.

-Sí, Ruth. Eso es lo raro.

La chica ignoró el sarcasmo de su hermano y echó un vistazo a la habitación. Aún sostenía el pomo de la puerta.

-¿Han pintado las paredes? – preguntó al darse cuenta de que el color blanco del dormitorio ahora era azul claro.

-Sí.

-También han cambiado las cortinas – observó.

-Ruth... ¿Qué quieres?

Sabía que si su hermana seguía allí no era para hablar del arreglo que le habían hecho a la casa en esos últimos meses. Miró a Víctor con una sonrisa muy tierna, curvando las cejas para mostrarle su carita más conmovedora.

-¿Me dejas el portátil?

El chico no se dejó embaucar.

-Ni hablar, corre a la cama, que es tarde.

Insistió un poco más, pero al ver que no había manera, y como no tenía ganas de discutir con él, se dio por vencida y se marchó a su habitación. Le resultó muy extraño no encontrar a Kahlúa sobre la cama, porque allí pasaba la mayor parte del tiempo, y era donde la había visto por última vez antes de marcharse a pasear. No tardó en encontrarla y el verla hecha un ovillo encima del radiador le hizo sonreír. ¡Era una gatita muy friolera! La dejó allí acurrucada, pero cuando estuvo acostada, el animal se acomodó en su regazo, ronroneando, y poco después las dos se quedaron dormidas.

4 comentarios:

  1. Holaaa!
    me he leido dos capitulos (wii wii) jajaja
    Me han encantado, por fin lucas y Ruth vuelven a hablarse *-* o al menos, lo intentarán!
    Me da muy mala espina eso de que Ismael esté en el mismo pueblo, ade+, se nota un HUEVO que va a por Ruth ¬¬' Me cae mal.
    Pero bueno...a ver como siguen las cosas :)

    ResponderEliminar
  2. No puede ser...NO PUEDE SER! En serio? en serioo?? Ismael...Ismael!! (Irene, por qué repites las cosas dos veces..¿?¬¬... jajaj pues porque así se me quedan mejor en la cabeza, es que no me lo puedo creer todavia n.nU) ¡¡¡ISMAEL!!!
    Buf, a saber quñe va a pasar!
    Animo, sigue asiii!! un besoo!

    ResponderEliminar
  3. Uhhh creo que no soy lo unica a quien no le gusta Ismael!!

    Gracias por la historia :)

    ResponderEliminar