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jueves, 7 de julio de 2011

Capítulo 32


¡Lo increíbles que nos parecen los sueños, cuando son lo más cierto y real que guarda nuestro corazón!”


¿Dónde estaba? ¿Qué era aquello? Todo se veía tan blanco... todo estaba tan vacío... Una luz cegadora la obligaba a caminar con los ojos medio cerrados. ¿Pero de dónde procedía? No había lámparas, no había nada. Las paredes parecían alejarse a una velocidad casi violenta, y eso le provocaba una sensación vertiginosa que varias veces le hizo perder el equilibrio. Pero no por eso paró de correr... No, no se detuvo en ningún momento... ¿y por qué? Si aquello no parecía terminar nunca. ¿Cómo había llegado hasta allí? No lo recordaba... pero sentía tal angustia que las lágrimas se agolparon en sus ojos hasta terminar derramándose, empapando sus mejillas. Temblaba... hacía mucho frío...

Se rindió, dejándose caer al suelo de rodillas, y liberó un grito de desesperación que se llevó consigo las pocas fuerzas que le quedaban. A solas con su llanto, Ruth se inclinó hacia delante hasta que el suelo, gélido y pulido, detuvo su frente. Algo la desgarraba por dentro hasta hacer trizas su corazón...

Eso, ¿cómo había llegado hasta allí...?

Apretó con fuerza el gesto, exprimiendo sus últimas lágrimas, y luego buscó el aire en un suspiro agitado.

-Lucas...

Habló con dificultad, la voz le vibraba... de miedo, de dolor, de cansancio... Apretó los puños, que descansaban sobre el suelo a la altura de su cabeza y recogió como pudo los restos de esperanza que se habían desparramado a su alrededor, incorporándose de nuevo.

Fue entonces, al retirar la vista del suelo, cuando descubrió ante ella una mano que se abría ofreciéndole su ayuda. Elevó un poco más la mirada, enrojecida por el llanto, y una pequeña llama empezó a arder de nuevo en su interior al ver que Lucas estaba allí, y también su sonrisa... su maravillosa y cercana sonrisa. Ella rió de alivio y levantó su brazo luchando contra la gravedad, que parecía tirar de él con más fuerza que nunca. A pesar de todo, consiguió agarrar la mano de su amigo. Cálida, suave, segura.

Pero no pudo hacerlo, porque un cristal casi invisible, y de una finura imposible, se interponía entre ellos... Pudo percibir el dolor en el rostro del chico, que ahora golpeaba la barrera transparente con impotencia. Intentó romperla en vano varias veces, pero ésta resistió los golpes sin tan siquiera inmutarse...

Ruth miró hacia arriba, quizás con la esperanza de poder saltar a través del muro, pero vio que se extendía hasta llegar al techo, un techo que se elevaba sobre sus cabezas a kilómetros, millones de kilómetros de altura, pero que no dejaba de ser visible... dejándolos encerrados en aquel lugar lleno de blancura y eternidad... Miró a ambos lados, pero tampoco parecía haber un final que ellos pudieran alcanzar. Ni durante una vida entera caminando lograrían llegar hasta el límite de la barrera...

Colocó la mano sobre el cristal, frío e impecable... y Lucas hizo lo mismo al otro lado. Estaban tan cerca... y a pesar de eso no podían rozarse. Quería abrazarlo y dejar que su calor la reconfortara... poder darle la mano y... y besar sus labios...

Deslizó los dedos por el cristal hasta que quedaron encogidos en un puño, y de nuevo las lágrimas inundaron su mirada. Lucas, al verla llorar, volvió a golpear sin éxito, lleno de impotencia... pero ella lo detuvo negando suavemente con la cabeza... y después hizo un esfuerzo por sonreír. Llenó de aire sus pulmones y...

-¡Te quiero!

Gritó con tanta fuerza como le fue posible, con la esperanza de que él pudiese oírla. Una gota de agua cayó sobre su brazo y se deslizó hasta el codo. Luego otra. Y otra... Cientos de gotas. Miles. ¿Estaba lloviendo? Los dos miraron hacia arriba al mismo tiempo. No, no era lluvia lo que caía sobre ellos, sino la barrera, que se estaba deshaciendo en pequeñas y centelleantes gotitas. En cuestión de segundos la muralla dejó de ser un obstáculo, y pasó a convertirse en grandes charcos que destellaban bajo sus pies.

Sus miradas se encontraron, llenas de sorpresa y también de satisfacción, y los dos rompieron a reír. Lucas la acercó a él agarrándola de la mano y le dijo algo... pero no llegó a escuchar sus palabras, porque entonces la luz se volvió oscuridad... y la voz del chico se fue extinguiendo poco a poco... poco... a poco...

...Hasta que la luz regresó y pudo ver su habitación, tal y como la había dejado la noche anterior antes de acostarse. No se lamentó por haberse despertado. Desde hacía dos meses soñaba cosas parecidas, prácticamente todas las noches, y ya se había acostumbrado. También se había acostumbrado a mirar el móvil justo después de abrir los ojos, ver una llamada perdida de Lucas en la pantalla, y comprobar la hora, nunca más tarde de las siete. Excepto los fines de semana, que seguía durmiendo hasta las diez y media, independientemente de la hora a la que se hubiese acostado. Y esos días no solo descansaba de la rutina escolar, también esos sueños tan extraños se despedían de ella hasta el comienzo de la próxima semana.

Como cada mañana, se giró ciento ochenta grados sobre el colchón, envuelta en un amasijo de sábanas, mantas, y su esponjoso edredón de plumas, para darle los buenos días a su Sony Ericsson y hacer una perdida a Lucas. Al moverse sus pies toparon con algo. Sonrió: era Kahlúa, que había tomado por costumbre dormir a los pies de su cama, enroscada en una peluda bolita blanca. A la madre de Ruth no le entusiasmaba demasiado la idea, pero tampoco podía hacer nada por evitarlo, ya que su hija permitía todos los caprichos del animal.

La gatita ni se inmutó por la patada que su dueña acababa de darle, y siguió durmiendo plácidamente hecha un ovillo.

Ruth dejó de prestar atención a su mascota para centrarla en su móvil, y el mundo se le cayó encima al encontrar en la pantalla una foto de Deryck Whibley... solamente. Lucas no le había dejado su rutinaria llamada perdida. ¿Pero... pero por qué...? ¡¿Por qué?!

Estaba tan ocupada intentando encontrar una explicación a aquella desgracia que no vio la hora que era, ni tampoco se dio cuenta de que la llamada llegó poco después... mientras ella seguía creando en su cabeza una historia cada vez más absurda. Se sintió estúpida cuando volvió a mirar el móvil.

Sabía que preocuparse tanto por una simple perdida era un poco infantil, pero es que era eso lo único que perduraba de su relación... de su rara, ingenua y romántica relación. Esa relación que dos meses atrás Ruth había estropeado casi a la vez que decidía darle una oportunidad...

Ese “te quiero” que confesaba a Lucas en todos y cada uno de los sueños que había tenido durante los últimos dos meses era un “te quiero” que sus labios habían pronunciado en la realidad... justo antes de que Natalia decidiera volver. Sí, había vuelto con ellos, aunque las cosas estaba claro no podían ser como antes. Al menos entre Ruth y ella. Estaba muy contenta de tener a su amiga de nuevo con ellos... pero su amistad se había congelado hasta tal punto que la atmósfera se enfriaba cada vez que intercambiaban alguna palabra, normalmente para saludarse o despedirse. Y nada más.

Ahora Natalia era más independiente. A veces quedaba con ellos, otras con Gloria y muy a menudo con Ángel, un chico del que parecía haberse hecho muy amiga. Él era el chico con quien la vio aquel día... el día que la vio llorando cuando se dirigía a casa de Lorena, quien no terminaba de alegrarse por el regreso de su amiga, porque tampoco con ella las cosas eran como antes... de hecho, era con los chicos con quienes mejor se llevaba.

Ruth había sido incapaz de tratar a Lucas con naturalidad después de que Nat regresara. Se sentía como una idiota (seguramente porque lo estaba siendo), pero se había dado cuenta de que el brillo en los ojos de su amiga al mirar a Lucas... ese brillo que durante años había estado allí, perduraba, y con tanta fuerza como siempre. En otras palabras: seguía enamorada de él...

Y claro, el pobre Lucas estaba un poco desconcertado. Porque un día escucha un “te quiero” en labios de Ruth y al día siguiente se da cuenta de que lo evita a toda costa. Porque así era... lo evitaba. Sin embargo, se hacían perdidas todas las mañanas, sin falta. Él primero, ella después. Y ni un solo día habían fallado en su costumbre... durante dos meses. Por eso le dolió despertar aquella mañana y no encontrar nada en la pantalla del móvil... aunque al final hubiese resultado ser tan solo un pequeño retraso...


Era veintidós de diciembre, y último día de clase antes de las vacaciones de Navidad. Bueno, en realidad las clases ya habían terminado, y aquella mañana solo tenían que ir para recoger el boletín de notas.

En su curso la entrega era a las diez, así que fue sola al instituto, porque Víctor no tenía que ir hasta las once y media, y prefirió dormir un poco más. Cuando llegó a la clase ya estaban allí casi todos sus compañeros, con una tarjeta entre sus manos. Al principio pensó que se trataba del boletín, pero después se fijó mejor para descubrir que era una especie de invitación a una fiesta... Se acercó a sus amigos para informarse mejor, pero sin darle tiempo a preguntar nada, Eva la llamó por la espalda.

-Toma – le dijo entregándole una de las tarjetas –. Es una invitación para la fiesta de Nochevieja que celebro en mi casa... Va a venir prácticamente toda la clase, así que me sentaría muy mal que no vinieseis.

Ruth la observó boquiabierta. De todas las cosas que podrían haber sucedido, que Eva la invitase a una fiesta en su casa era lo que menos esperaba. Claramente lo había hecho por educación, pero es que hasta ese momento tampoco hubiera imaginado que eso tuviese la menor importancia para Eva...

-Eh... Ah... Gracias. Supongo que iré... Pero no sé si...

-Tranquila, ya le he dado una a cada uno de tus amiguitos... también Lorena y tu hermano están invitados. Y Natalia, claro.

Estuvo a punto de preguntarle si se encontraba bien, si quizás le había sentado mal el desayuno, porque desde luego aquella amabilidad no era propia de la chica que tenía delante, pero pronto comprendió que todo era una maquinación con el único propósito de conseguir que surgiera algo entre ella y Lucas. ¡Ya le extrañaba tanta cortesía!

-Bueno, pues gracias Eva...

La aludida le sonrió maliciosa mientras se retorcía uno de sus negros rizos y después se alejó de ella para invitar a otros compañeros que acababan de entrar en la clase. Javi se acercó a Ruth, dejando a Lucas y Rebeca al final del aula.

-¿Vamos a ir? – preguntó ella sin molestarse en saludar.

-¿Por qué no? – fue la respuesta de Javi –. Van todos. Olvidemos que es en casa de Eva y disfrutemos de una Nochevieja con la clase. Además, he oído que las fiestas que organiza son increíbles, y que su casa es tan grande y ella está siempre tan ocupada que es imposible encontrársela.

-Sospecho que habrá invitado a medio instituto... – predijo Ruth.

Javi negó con la cabeza y soltó una carcajada.

-Al instituto entero.

-¿Iremos?

-Iremos.

Los dos se sonrieron extrañamente ilusionados. Después Ruth reparó en Lucas, que charlaba con Rebeca apoyado contra la pared junto a la ventana. Una bufanda gris le cubría el cuello y la barbilla, también parte de la boca, pero dejando a la vista su sonrisa. Parecía muy alegre aquella mañana, quizás porque a partir de entonces tendrían unas cortas pero agradecidas vacaciones.

Rebeca, en cambio, no parecía tan contenta... pero bueno, tampoco es que ella fuera muy propensa a sonreír. Se preguntó si iría a la fiesta, puesto que sostenía la invitación en la mano.

-¿Vendrá también Rebeca? – le preguntó a Javi.

-Ni siquiera estoy seguro de que sea gramaticalmente correcto utilizar 'Rebeca' y 'fiesta' en la misma frase.

Ruth se echó a reír y observó a la chica, que seguía hablando con Lucas.

-¿No vas a preguntárselo?

-Ya sé la respuesta.

-¿No vas a intentar convencerla?

Se encogió de hombros.

-Ah, claro. Había olvidado ya la orden de alejamiento que has establecido entre Lucas y tú.

-No he establecido nada.

-¿Entonces por qué no te acercas y hablas con él como lo hacías antes de que volviera Nat? Es que no puedo entenderte, Ruth. Con lo simpática y natural que eres con todo el mundo y lo que te cuesta comportarte como una persona normal cuando se trata de él.

La chica suspiró. Tenía razón.

-¿Pero te ha dicho algo? Yo lo veo bien.

-Porque está bien. Si a estas alturas no se ha acostumbrado a tus fuertes trastornos de personalidad... Pero sí que me ha dicho algo. Mira, no sé muy bien vuestra historia, porque ninguno de los dos cuenta nunca nada, pero sí sé que os queréis. Lo único que me ha comentado es que no le parece justo que te comportes así, que lo evites, que lo ignores, como si te hubiese hecho algo malo. Y a mí tampoco me parece bien...

-Ya, ya lo sé – reconoció Ruth con brusquedad.

-Entonces, ¿por qué no le pides perdón y os tratáis de una manera normal?

No iba a pedirle perdón, pero quizás sí que debiera tratarlo con normalidad. Volvió a mirarlo: aún sonreía.

-Voy a intentar que Rebeca venga a la fiesta.

Javi levantó el pulgar a modo de aprobación y observó cómo Ruth se marchaba. No pudo evitar llevarse la mano a la frente cuando vio que Lucas se cruzó con ella por el camino y llegó hasta él.

Ruth no podía creerlo. ¿Se había ido porque ella se acercaba? No, habría sido casualidad. Pero le dolía... Se dio cuenta de que ella llevaba haciendo eso mismo dos meses, y que así es como él debía de sentirse...

Rebeca tenía la mirada puesta en la ventana, con expresión seria. Ruth se colocó a su lado, apoyada en la pared, pero le resultó inevitable dedicar una última mirada a Lucas.

-No se ha ido por ti – aclaró Rebeca.

-¿Qué? – disimuló –. No, no era eso. Es solo que... – se detuvo y sonrió a su amiga –. ¿Vas a ir a la fiesta de Eva?

-¿Tú qué crees?

-Pues creo que deberías venir, ¡va toda la clase!

Rebeca alzó una ceja en un gesto de confusión.

-Espera, ¿no estabas intentando convencerme de que fuera?

Ruth no pudo evitar soltar una risilla.

-Vale, vale, ya sé que no te gustan mucho esas cosas, pero... quizás si le das una oportunidad descubres que no está tan mal.

Durante unos segundos solo se escuchó el jaleo del aula. Después Rebeca abrió mucho los ojos, mirando alucinada a su amiga.

-¿Me estabas hablando en serio?

Ruth chasqueó la lengua, desilusionada. Era inútil intentar convencerla, y quizás una mala idea, porque aunque accediera a ir a la fiesta, era verdad que no iba a pasarlo bien.

-De todas formas... gracias – añadió guardando sus manos en los bolsillos de la sudadera, negra, como la mayoría de su vestuario. Después se rascó la nariz, las uñas a juego con la sudadera –. Quizás en otra ocasión... y en otras circunstancias, porque a casa de esa niñata engreída no pienso ir en la vida.

Quizás Rebeca no era la persona más sociable del mundo... ni la más simpática... pero lo cierto es que cada vez que hablaba con ella la apreciaba un poco más.

2 comentarios:

  1. Holaaaa!
    Lo primero, siento no haber comentado el capitulo anterior, pero no vi que habias subido u.u' y hoy he entrado por casualidad... que si no, no me enteraba tampoco.
    Me han gustado mucho, ambos :) Sobre todo el de Nat y Ángel (L) son tan monos, bueno él mas que ella. Se ha tomado un poco mal lo de que él estuviera enamorado...aunque no entiendo muy bien por qué =S Me parece que harian buena pareja :D
    Pasemos al capi de hoy: Oiish, que monos con lo de las perdidas cada mañana. Aunque Ruth es también algo rara tia, jolin, es bipolar. Un dia genial con Lucas y al otro se pasan dos meses sin hablarse u.u pero buenooo, esperemos que la cosa mejore!
    Ah, Rebeca me cae bien. Dice las cosas TAL Y COMO LAS SIENTE ... y eso es de agradecer a veces :D
    Ufff, peazo comentarios te estoy dejando, mejor me voy ya! jajajaja
    Un besazoooo <3

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  2. Ooh no me digas que acabo de llegar al ultimo capitulo subidoo.. En serio? * irene chasqueó la lengua( anda como ruth aaba de hacer xD) pues si, pienso lo mismo que andi, que angel es super mono!! Nat es pasable pero comono deja que ruth salga con lucas... Pos baja de nivel para mi jajaja ete capitulo me ha ( en dos palabras:) en-cantado xD perome hequedado un poco "o_O" cuando he vistoque ya le habia dicho tequieroy yo me lo habia perdidoo! No no no! Me niego! Quiero un flash back o algo parecidoo! Jajaja
    Buf, y nat siempre complicando las cosas ... Mi lucaas mi pobre y desamparado lucaas!! Jajjaa en serio! Hay que hacer algo mas eh? Algo como... Subir un nuevo caapiitulooo tal veeeez *y dejo la idea en el aire porsi alguien la veee* jajajjaa
    Sigue asi! Animo y espero ver la continuacion pronto! Un besooo

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