¡Visita mis otros blogs!

sábado, 25 de junio de 2011

Capítulo 26

“Sonreír cada vez que tu mirada y la mía coinciden, sin importar si es desde lejos, desde cerca, si estamos en silencio o en medio de una conversación, quieras o no sonreír, o quiera yo hacerlo o no, esa sonrisa siempre aparece. Tú, ruborizada, te muerdes el labio en un intento de hacerla desaparecer, y al ver que no hay manera, escondes de mí tus ojos. Y yo en cambio, hago más amplia mi sonrisa. Y después de eso... bueno, seguimos como si nada”

Tenía los ojos abiertos como platos, clavados en la pantalla de la televisión. Seguramente su cerebro había olvidado que debía enviar la orden de parpadear, porque desde hacía un rato había dejado de hacerlo. Casi se podían escuchar los latidos de su corazón por encima del volumen de la película y su respiración se cortaba durante segundos para después coger aire muy agitada. A veces desviaba la atención debajo de la mesa, como para asegurarse de que nada iba a agarrarle los pies descalzos. Otras veces simplemente prefería no ver lo que sucedía y escondía el rostro en el cojín, al que se abrazaba como si le fuera la vida en ello. Ya había acabado con todas las uñas de sus dedos y temió que empezara a desgarrarse también la piel de un momento a otro.
Y así llevaba toda la película, observando a Ruth sentada a los pies del sofá, y sintiéndose culpable por haber cedido ante las súplicas de sus amigos en el videoclub, porque de verdad que la pobre chica parecía estar pasando un mal rato. Se inclinó hacia ella despacio, para no sobresaltarla, con la intención de preguntarle si prefería salir de allí y hacer alguna otra cosa.
-Ruth – susurró.
La chica dio un brinco que hasta él se asustó, y al comprobar que era Lucas quien la había llamado se llevó la mano al pecho, como procurando dejar el corazón en su sitio.
-¿Quieres matarme del susto? No seas tan sigiloso, hombre.
Él curvó las cejas.
-Solo quería preguntarte si quieres salir fuera o algo, te veo un poco tensa.
-¿Tensa, dices? Qué va, estoy bien, no te preocupes – hablaba muy rápido. - Es que está muy interesante.
Lucas se percató de que la chica volvía a dirigir la mirada debajo de la mesa, comprobando que todo seguía en orden.
-¿Quieres que te cambie el sitio?
Después de pensarlo durante unos segundos, dio un salto para instalarse en el sofá, y cuando Lucas hizo amagos de situarse donde ella había estado antes, lo agarró del brazo, impidiéndoselo.
-Mejor quédate donde estás.
Javi, que estaba sentado al otro lado de la chica y lo había escuchado todo, soltó una risotada.
-¿Os queréis callar de una vez? Así no hay quien se entere – se quejó Víctor, muy ofendido, desde el sofá contiguo, alzando un momento la cabeza de las rodillas de Lorena, que estaba completamente absorta viendo la televisión.
No había pasado mucho rato desde entonces, cuando Ruth hundió la mano en el sofá y empezó a moverla torpemente, hasta hallar el brazo de Lucas, al que se aferró con tanta fuerza que casi le hacía daño. Él sonrió. ¿Cómo podía alguien sufrir tanto con una película? La observó para comprobar que, a pesar de la expresión horrorizada que había adoptado su rostro, estaba guapísima. Se dio cuenta entonces de que Javi lo estaba mirando desde el otro lado, y movía los labios tratando de decirle algo. Lucas frunció el ceño y movió la cabeza, negando, haciéndole ver que no entendía nada, y su amigó formó en los labios una sonrisa maliciosa. Justo después se apagó la televisión, sobresaltando a todos los espectadores. A Javi también, aparentemente, aunque Lucas pudo ver cómo agachaba la cabeza y se mordía la lengua para aguantar la risa. Pocos segundos después se volvió a encender el televisor.
-¿Qué ha pasado? - preguntó Ruth aterrorizada.
Retiró los pies del suelo para colocarlos sobre el sofá, y se arrimó aún más a Lucas, apretándole el brazo de una manera que el chico no tuvo más remedio que retirarlo. En vez de eso, le agarró la mano, que temblaba sudorosa.
-Hay cosas que la mente humana no puede explicar, Ruth – respondió Javi inclinándose hacia la mesa para coger un puñado de palomitas y llevárselo a la boca.
-Ha sido él, que es muy gracioso – explicó Lucas levantando disimuladamente su brazo libre y elevando el dedo pulgar a modo de aprobación, un gesto que solo su amigo vio.
Pasó un buen rato hasta que la pobre no pudo soportarlo más y dejó de mirar la pantalla. Él no era capaz de concebir que aquella historia le provocase un espanto semejante, porque lo cierto es que no había escenas fuertes, pero resultaba obvio que lo estaba pasando verdaderamente mal.
-No me gusta esta película – exclamó de repente, soltando la mano de Ruth y poniéndose en pie. Se desperezó y luego llevó hasta ella la mirada. - ¿Vienes conmigo afuera? Tú también pareces aburrida.
-Vale.
-¿Me dejáis aquí solo? - se lamentó Javi.
-Espero que puedas soportarlo.
Y, acompañando su respuesta con una carcajada, salieron de la casa y se sentaron en el escalón de la puerta, frente al pequeño jardín vallado que los separaba un par de metros de la acera. Corría bastante aire, el suficiente como para recordar a Ruth que se había dejado la cazadora en el salón. Ahora era un jersey fino lo que cubría su cuerpo, y apenas llegaba al comienzo de los vaqueros, por lo que la parte baja de su espalda quedaba al descubierto. Lucas, en cambio, parecía estar bastante calentito metido en su sudadera.
-¿Tienes frío? - observó él. - Si quieres volvemos adentro, nos vamos a mi habitación o... o algo.
Se arrepintió de decir eso al darse cuenta de que podría malinterpretar sus palabras y pensar que aquella oferta llevaba consigo segundas intenciones. Aunque Ruth no era de esas personas que buscan un doble sentido a todo.
-No – respondió ella abrazando sus rodillas. - Prefiero quedarme aquí.
-Vale, ¿quieres que traiga una manta?
Ruth asintió con una sonrisa y cuando vio que el chico se levantaba para entrar de nuevo en la casa lo imitó. No iba a quedarse allí sola.
-Voy contigo.
Subieron a su dormitorio y finalmente decidieron quedarse allí, puesto que la temperatura en el interior era mucho más agradable. Lucas se sentó en el sillón de su escritorio, dejando la cama libre para Ruth, que se acomodó con la espalda apoyada en la pared. Le resultaba extraño estar allí, con Lucas, los dos solos, pero de ningún modo aquella situación le producía incomodidad. Durante un buen rato estuvieron charlando del grupo, de lo que harían al día siguiente en su visita al jardín botánico y de cómo harían el trabajo. Al parecer, él ya lo tenía todo pensado. Aunque la mayor parte del tiempo la dedicaron a recordar su experiencia en la isla, aquellas horas que vivieron juntos y que los habían llevado hasta ahí, porque probablemente de no haber sido por ese extraño incidente no se habrían reconciliado. También le comentó que habían visto a Natalia al salir del videoclub, y que parecía muy contenta. Esto provocó un enorme desconcierto en la chica, que la había visto llorando esa misma tarde. Después de aquel rato de intensa conversación se produjo un silencio largo y para nada incómodo, en el que Ruth se dedicó a observar con detalle la habitación de su amigo, que no dejaba de dar vueltas en la silla. Ya casi había olvidado que hacía menos de una hora estaba viviendo un momento espeluznante frente a la televisión.
-Es extraño – dijo ella, al fin, rompiendo el silencio.
-¿El qué? - él continuó rotando el asiento.
Ruth dudó durante un instante antes de responder.
-Cada vez que hablaba contigo por MSN... tú estabas aquí. Estabas ahí sentado, como ahora, seguramente dando vueltas en la silla... igual que en este momento.
Lucas sonrió con la mirada perdida, como recordando aquel tiempo, cuando todas las noches sin falta se conectaba esperando encontrarla entre sus contactos del MSN. Y pasaban horas y horas hablando, aunque para ellos los minutos transcurrían tan deprisa que perdían la noción del tiempo.
-A menudo me tumbaba en la cama, o me sentaba como estás tú, con el portátil encima.
-Siempre me pregunté cómo sería la habitación de Lmusic – se detuvo a mirar las cortinas azules, que dejaban pasar la luz anaranjada de las farolas, alumbrando la calle y parte de la habitación – Cómo sería él.
Después centró su atención en la estantería colocada en la pared sobre el escritorio, abarrotada de carpetas, libros y mangas; en las paredes forradas con posters de grupos: Sum41, Billy Talent, The Offspring...
-¿Y qué te ha parecido el descubrimiento?
-Desde luego... no ha sido lo que esperaba.
-¿Decepcionante?
Ruth sonrió y Lucas detuvo la rotación de la silla para mirarla directamente a los ojos, esperando una respuesta. Lo cierto es que esa cuestión le había producido una gran inquietud desde que ella lo descubrió todo.
-Difícil.
-¿Hubieras preferido que fuera otro y no yo? - insistió él.
-Al principio sí... Pero ahora...
La chica dejó pausadas en su garganta las palabras y clavó su mirada en la miel de aquellos ojos que la observaban expectantes, casi apremiándola, colmados de desasosiego, esperando escuchar algo que ella no iba a decir. Pero sí, le habría gustado decirle las palabras que intentaban salir de sus labios a empujones, y que luchó por contener, ganando la batalla. Le habría gustado decirle “te quiero a ti”, pero en vez de eso permaneció en silencio sin saber qué decir. Y él, impaciente, persistió.
-Ahora... ¿qué?
El pulso de Ruth se disparó.
-Te...
Y nada más, porque de pronto se abrió la puerta de una forma muy brusca, y aparecieron Víctor y Javi gritando: ¡Bu!, sobresaltando más a Lucas que a Ruth. Tras los recién llegados apareció Lorena, que entró en la habitación y se sentó en la cama junto a su amiga.
-Os habéis perdido un peliculón – declaró.
-No creo que haya sido para tanto – objetó Lucas, algo molesto por aquella interrupción.
Juraría que Ruth había estado apunto de decirle...
-¡Ha sido brutal! La mejor película de la historia – exclamó Javi enardecido.
-Dices eso de todas – rió Víctor.
Antes de que el aludido pudiese contestar, Lorena le hizo un gesto con la mano para llamar su atención y cuando él se la dedicó, la chica le sonrió entusiasmada.
-Javier, no sé a qué esperas.
Él se echó a reír, se agachó junto a la cama y buscó algo debajo de ella, hasta hallar una mochila que arrastró por el suelo hasta él. Luego la abrió, sorprendiendo a todos con una botella de tequila.
-¿Cuándo habéis puesto eso ahí? - preguntó Lucas dirigiendo una mirada de desaprobación a su hermana, recibiendo como respuesta unos ojos suplicantes ante los que no pudo hacer más que sonreír.
-Iré a por vasos y limón – dijo Lorena.
-Te acompaño – se ofreció Ruth, a quien también parecía ilusionar bastante la idea del tequila.
Lucas suspiró. Su momento con ella había terminado de un modo muy inoportuno, y ahora le esperaba una larga noche...

3 comentarios:

  1. Hola!
    He visto tu blog anunciado en una página de tuenti (como muchos otros) pero he estado leyendo esta entrada y me ha gustado mucho.
    Me hago seguidora :D Yo también estoy empezando a escribir una novela, te dejo el link por si te interesa.
    http://8dediciembrelahistoria.blogspot.com/
    Saludos!

    ResponderEliminar
  2. holaaaaa!!
    Me encantaa! Entre ayer y hoy me he leido todooos los capitulos de tu historia y SOY FAN! jajajajaja
    Me gustan mucho los personajes, me identifico con algunos jeje Y me gusta la historia en si :)
    Espero que subas pronto el siguiente capitulo, para ver como sigue la cosa :D
    Un besazo!

    ResponderEliminar