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jueves, 31 de marzo de 2011

Capítulo 23

“Todo vale en el amor y en la guerra”

Víctor e Ismael estaban sentados en un banco cerca de la puerta principal del instituto, esperando a que llegasen los demás. Todas las chicas que pasaban cerca de ellos se les quedaban mirando, y cuchicheaban cosas entre ellas en voz baja. Los cotilleos de Sandra habían conseguido convertir a Ismael en el centro de atención. Ahora todas las chicas querían saber quién era ese chico tan guapo que acababa de llegar al instituto. Aquello empezaba a poner nervioso a Víctor.
-¿Por qué te miran todas las tías? Así no hay quien se coma el bocadillo.
Ismael se encogió de hombros.
-¿Cuándo dices que van a venir tus amigos?
-Mira, ahí está Lucas – dijo Víctor alzando la mano para que su amigo pudiera verlo.
-Ey, buenas. Mm... ¿por qué nos mira todo el mundo? - saludó cuando llegó hasta ellos, percatándose de que no había chica que no dirigiera la mirada hacia donde se encontraban. Después miro a Ismael y le sonrió. - Me llamo Lucas. ¿Tú eres...?
-Ismael – respondió chocándole la mano y devolviéndole la sonrisa.
-Y ahí está Javi – dijo Víctor volviendo a alzar la mano del mismo modo que lo había hecho cuando vio aparecer a Lucas.
-¿Y tu hermana no viene? - preguntó Ismael con una sonrisa pícara.
El recién llegado se sorprendió al escuchar esa pregunta.
-¿Quién dices que es este tío?
Víctor se echó a reír cuando escuchó lo que Lucas le acababa de susurrar al oído. Ruth y Lorena iban detrás de Javi. Seguramente ellas dos eran las únicas chicas que no se percataron de la presencia de Ismael hasta que llegaron junto a sus amigos, y cuando lo hicieron, se limitaron a saludarlo con la mano.
-Víctor, déjame dos euros, por favor - suplicó Ruth nada más llegar. - Había olvidado hacer las fotocopias de filosofía y no me he traído dinero.
-Lo siento, peque, me he dejado la cartera en casa – respondió él agarrando a su novia de la cintura y sentándola sobre sus rodillas.
-Toma, yo sí que tengo – intervino Ismael colocando una moneda en la mano extendida de Ruth.
La chica le sonrió, algo avergonzada por no haberse dado cuenta antes de que había entre ellos una cara desconocida.
-Ah, ¡muchas gracias! Por cierto, soy Ruth, que venía tan decidida a pedirle dinero a mi hermano que no me he dado cuenta de...
-No te preocupes – le interrumpió poniéndose en pie y dedicándole una sonrisa preciosa. - Yo me llamo Ismael, encantado – y le dio dos besos.
-¿Ismael? - Ruth se detuvo a pensar un instante, preguntándose de qué le sonaba ese nombre. Entonces recordó la conversación de aquella mañana con Gemma y Sandra. - ¡Ah! ¿Tú eres el nuevo?
El chico se echó a reír.
-¿El nuevo? ¿Así me llaman? - hizo una pausa breve para dar lugar de nuevo a una risa musical. - Sí, supongo que sí, me incorporé ayer a las clases, y la verdad es que también tengo muchas fotocopias que hacer. Puedo ir contigo, si quieres.
-Claro – le dijo sonriente. Después se giró para mirar a Lucas. - Tú también tenías que hacer una fotocopia del vocabulario de inglés, ¿no? La he bajado por si la necesitabas. ¿Vienes o prefieres que te la hagamos nosotros?
A penas tuvo tiempo de abrir la boca para responder, cuando Ismael le dio unas palmaditas en el hombro, sonriente.
-No te preocupes, tío. Ahora te la traemos nosotros.
En respuesta, Lucas le dedicó una mirada fulminante desde el banco mientras el chico nuevo se marchaba con Ruth.
-Menudo capullo – exclamaron al unísono él y Víctor.
Javi soltó una carcajada y Lorena hizo lo mismo después de dar un sonoro beso en la cabeza a su novio.
-No digáis eso, parece simpático.
-Venga ya... - rió Lucas.
-Es mentira – añadió Víctor. - No tiene que hacer ninguna fotocopia. Se lo ha inventado completamente.
-¿Y tú cómo sabes eso? - persistió ella.
-Está en mi clase. Como no conoce a nadie aquí, le he dicho que podía venir con nosotros, pero lo primero que ha hecho es preguntarme por Ruth.
Lorena miró a su hermano esperando encontrar en él un atisbo de enfado, pero lo único que logró percibir en su rostro fue el cansancio por no haber dormido aquella noche. Sonrió. No le sorprendió en absoluto. Seguramente le había molestado lo que acababa de suceder con Ismael, pero en el fondo no le preocupaba. Era evidente que no iba a conseguir lo que pretendía con Ruth.
-Pues sí que es un poco descarado – concluyó la chica finalmente. - De todas formas no le daremos de lado, ¿no? Acaba de llegar y se sentirá solo.
-¿Tú crees? - intervino Javi riendo. - Pues a mí me parece que algunas no tendrían ningún incoveniente en hacerle compañía. Sandra, de mi clase, estaba histérica con el nuevo. Después decís que nosotros somos simples.
-¿Qué le pasa a este? - preguntó Víctor.
Lucas había dejado caer la cabeza sobre el hombro de su amigo. Tenía los ojos cerrados.

El otoño ya estaba cerca, y también los exámenes. Los chicos empezaron a quedar todas las tardes en casa de Javi para estudiar Física y ensayar, hasta que terminó por convertirse en una rutina. Gracias a él y a Rebeca, las probabilidades de que alguno de ellos suspendiera el tan temido examen eran muy escasas. Por otro lado, el trabajo de Proyecto Integrado estaba también cada vez más cerca. Tendrían que quedar algún fin de semana para hacer su visita al Jardín Botánico y grabar el documental. Aunque, para eso, también el tiempo debería poner de su parte y ofrecerles algún que otro día soleado. Por suerte, pasadas dos semanas, por fin la lluvia decidió darse un descanso bien merecido, así que Ruth y Lucas se dieron prisa en fechar su excursión el sábado de ese mismo fin de semana. Aprovechando la situación, Lorena le pidió a su amiga que se quedara a dormir en su casa el viernes – ya que sus padres pasarían la noche fuera – y cambiar sus planes de ir al pub Los Ángeles por el de ver una película y comer palomitas. De esa forma, podrían ella y Lucas ir juntos al Jardín Botánico por la mañana, sin necesidad de quedar en ninguna parte. A Ruth le pareció una buena idea. Le apetecía pasar una noche tranquila “de chicas”, aunque Víctor, Javi y Lucas no tardaron mucho tiempo en sumarse al plan. Mejor dicho, Lorena no necesitó pensárselo dos veces antes de invitar a su novio. De hecho, aquello convenció a Ruth de que, desde el principio, ese había sido su único plan. No le importó. Sabía que con los chicos la noche sería mucho más divertida.
Ismael se iba con ellos todos los días en el recreo y, aunque Lucas y él se picaban constantemente, había conseguido integrarse bastante bien en el grupo. Víctor no se fiaba mucho de él, puesto que notaba por su parte incansables intentos de ligarse a su hermana. Ella, como de costumbre, no se enteraba de nada. ¡Qué inocente era Ruth!
Seguían sin saber nada de Natalia. Lorena la veía todos los días en clase, aunque se trataban mutuamente como si nunca hubiesen sido amigas, y los demás solo la veían de vez en cuando por los pasillos y alguna vez en el recreo. Parecía otra persona. Ruth notaba su ausencia, era consciente de cómo estaban cambiando las cosas desde que ella no estaba, pero no podía evitar sentirse más feliz conforme su relación con Lucas mejoraba. Una relación de amigos. Buenos amigos. Lo cierto era que nunca antes había compartido con nadie tanta complicidad. Se sentía culpable, pero se debía cada vez menos al hecho de sentir por él algo que se hacía más fuerte conforme pasaban los días. Su mejor amiga, al menos ella se empeñaba en seguir llamándola de ese modo, estaba dejando de ser una preocupación. Cada vez le dolía menos su ausencia. La echaba de menos, sí, pero no era el mismo dolor que al principio. Y era eso lo que le producía mayor culpabilidad. Ni siquiera se había atrevido a llamarla. Se sentía avergonzada por ello, pero una parte de ella estaba muerta de miedo. Le atemorizaba que cuando volviese a hablar con su amiga se encontrase con que no quedaba nigún resquicio de la Nat que ella conocía. O quizás eso solo era una excusa para no llamarla, pero prefería optar por el otro motivo. Además, tampoco había recibido ninguna llamada suya... Se sentía terriblemente mezquina cada vez que, sin querer, aparecía en su cabeza la idea de que, si Natalia regresaba, probablemente su amistad con Lucas perdería la intensidad con que contaba en aquel momento. Amistad. No era eso lo que ella sentía por él, ni lo que él sentía por ella, pero era una bonita forma de conformarse. Y con menos riesgos, quizás. Por otro lado, el ver a Natalia con Eva y compañía sí que le preocupaba de verdad. No podía soportar la idea de que terminase siendo como ellas. Confiaba en el sentido común de su amiga.
Lorena era ahora su única amistad femenina – puesto que Rebeca no se prestaba demasiado -, y compartían una estrecha amistad, cada vez más llena de confianza. Le había contado que, al darle de lado Natalia en clase, era como si el resto hubiesen seguido sus pasos, y no mantenía muy buena relación con sus compañeros. Sin embargo, había un chico, Sergio, de quien se había hecho buena amiga. Sergio era un chico de lo más normal a simple vista, una persona que no se hacía notar ni parecía tener nada especial, pero que escondía un gran corazón. O eso le había comentado Lorena.

Cerró la cremallera de su cazadora hasta la altura del pecho y después refugió sus manos en los bolsillos. Los árboles ya llevaban puesto su traje de otoño. Colores cálidos pintaban la calle y un intenso y agradable olor a lluvia impregnaba el ambiente. Parecía mentira que hacía tan solo un mes lo único que cubría su cuerpo era una camiseta de tirantes y un minúsculo pantalón corto. Ahora tenía frío. Frío... Se preguntaba sin parar dónde se habría metido el chico de la Coca-Cola. Después de más de dos semanas, todavía no había tenido la oportunidad de preguntarle su nombre. Tenía algo que le gustaba, que hacía que se sintiera a gusto. Pero había desaparecido. No es que lo hubiese buscado, pero la verdad es que después de su encuentro en el portal esperaba haberlo visto alguna vez en el recreo. Y no fue así. Eso le provocaba un sentimiento desolador, tanto, que incluso resultaba extraño. Lo pasaba bien con Gloria y las demás, pero echaba de menos una compañía más... más cálida, más cercana, más natural. Menos maquillada. Una repentina corriente de aire se llevó consigo un suspiro desesperado de Natalia. Se sentó en uno de los bancos que formaban una fila a lo largo de la acera y se dedicó a observar la gente pasar. Pero no como quien se tumba en la cama y observa el techo, ni como quien pasa las páginas de una revista con aburrimiento, sin prestar atención alguna al contenido. Ella no se limitó a mirar las fotografías de la revista, leyó el texto, contempló a esas personas, a cada una de ellas, dedicando todos sus sentidos. Familias, grupos de amigos, parejas jóvenes, parejas ancianas... Delante de ella pasaron decenas de caras, todas ellas diferentes. Caras de preocupación, de felicidad, de estrés, rostros enamorados o tristes, miradas tiernas, miradas crueles, ojos brillantes, ojos apagados, de todos los colores... Cada una de esas personas tenía que, al igual que ella, tomar decisiones, y vivir momentos de tristeza. La chica que se sentó en el banco de enfrente y comenzó a llorar desconsoladamente, acabaría de pasar por algo duro. Quizás había roto con su novio, o se había peleado con sus padres, o con sus amigos. Aunque no conocía la razón de su llanto, se sintió tan identificada con ella, que tuvo que contener el impulso de levantarse y abrazarla mientras le pedía por favor que dejase de llorar. Pero, en vez de eso, cerró los ojos y dejó caer una lágrima, pequeña y cálida, sobre su mejilla helada.
Al levantar de nuevo los párpados, vio algo que le causó una gran sorpresa, tanto, que dio un pequeño brinco. Frente a su rostro había un helado. Sí, y era un helado de stracciatella. Cuando logró reaccionar, su mirada se elevó para encontrarse, ante ella, una sonrisa agradable, cercana, maravillosa, brillante... y todos los adjetivos que puedan definir a la mejor de las sonrisas. Ella curvó sus labios, temblorosos, para formar una bastante más pobre. ¿Eres un ángel? Quiso preguntarle. Y si él le hubiese respondido que sí, no hubiera vacilado a la hora de creerlo. Tenía que serlo. Tenía que ser un ángel. Era como si supiera el momento preciso en el que tenía que aparecer, como si supiera cuándo ella estaba llorando, cuándo necesitaba a alguien. Agachó la mirada y cayó otra lágrima, esta sobre sus vaqueros. Tras un largo silencio, en el que ella luchaba por apagar su llanto, consiguiendo, por el contrario, más y más lágrimas, el chico de la Coca-Cola se agachó frente a ella, colocando sus brazos sobre las rodillas de Nat. Después, con tanta suavidad que resultó abrumador, acariciando su barbilla la obligó a levantar la cabeza, sin decir nada.
-¿Un helado con el frío que hace? - dijo ella al fin, recuperando el aliento, con una voz que le pareció que había sonado horrible. Deseó que él no hubiera pensado lo mismo.
-En Noruega comen tres veces más helados que aquí – respondió él. - Tienen unas propiedades muy buenas para combatir el frío.
-Sí, muchas calorías.
-¿No quieres?
-No.
-Yo no puedo comerlo. Soy diabético, ¿recuerdas?
-¿Para qué lo compras, entonces?
-Para ti.
-Lo siento, no puedo.
No le agradaba rechazar aquel detalle, sobre todo habiéndolo comprado especialmente para ella, pero no podía permitirse algo así. Ni en sus mejores sueños. El chico se encogió de hombros, se incorporó, lanzó el helado a la papelera más cercana, y regresó junto a ella.
-Sabías que no iba a comérmelo. ¿Por qué lo has comprado?
-Lo siento – volvió a agacharse frente a ella, dedicándole una mirada de disculpa, dándose cuenta de que haberle puesto delante aquel apetitoso helado no había sido precisamente un detalle, más bien la había desafiado. - No debería haberlo hecho, creo que no ha sido de ninguna ayuda.
-No te preocupes, te lo agradezco.
Y no sabía hasta qué punto agradecía que alguien se preocupase así por ella. Aunque se tratara de un completo desconocido, se sentía mejor desde que había llegado. Incluso había cesado su llanto.
-Si quieres contarme lo que te pasa, puedes hacerlo. Te prometo que puedes confiar en mí.
Natalia lo miró dudosa. ¿Por qué hacía todo eso? Nadie ayuda a una desconocida así porque sí. No iba a contarle nada, todavía no.
-¿Cómo te llamas? - acompañó la pregunta sonriendo lo mejor que pudo, aunque sin conseguir nada espectacular.
-¡Vaya! - exclamó el chico, riendo. - A buenas horas me preguntas eso, ¿no?
-¡No te hagas de rogar! - ella también rió.
-A ver si eres capaz de adivinarlo.
-¿Estás de guasa?
-No te lo diré si no lo adivinas – soltó una carcajada. - Venga, empieza.
El primer nombre que apareció en la mente de Nat cuando comenzó su búsqueda, fue Lucas, y esto provocó que su corazón se encogiera, como un globo lleno de aire al que destapas la boquilla y dejas que se desinfle. Como para volver a hincharlo, respiró hondo, y, la verdad es que aquello la reconfortó.
-¿Raúl? - intentó adivinar.
-¡Sí! ¿Cómo lo has sabido?
Sorprendida, Natalia abrió mucho los ojos. No se lo podía creer.
-¿De ver...? - la risa del chico la interrumpió. - ¡Es mentira! ¡No te llamas así! Venga ya, dímelo.
-Está bien, te lo diré.
La chica lo contempló espectante, pero él hizo una pausa para aclararse la garganta de un modo teatral, colocando el puño cerrado bajo sus labios.
-¡Venga ya! - urgió ella dándole un empujoncito en el hombro, algo que pareció muy gracioso al chico sin nombre.
-Me llamo... ¿preparada? - Nat le dedicó una mirada amenazante. - Vale, vale. No te pongas así, mujer.
-¿Quieres decirlo de una vez?
-Ángel – respondió, esta vez sin pensárselo. - Me llamo Ángel.
Atónita se quedó.

4 comentarios:

  1. Vaya, pues al final si que era una angel :) Muy bonito, me encantan las descripciones del otroño, mi estacion favoritaa! Sigue asi. Pero, porque no hay párrafos? Me costo un poco leerlo cuando cambiaba de situacion :/
    Un gran beso de esta escritora!

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  2. Muchas gracias por decírmelo, porque si no no me doy cuenta jajaja Vaya fallo, lo siento, no sé por qué se habrá apelotonado todo tanto... pero bueno, arreglado :)
    Un beso enorme ^^

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  3. Me encanta tu libro ^^
    El mio esta aqui: www.vivirparaescribir-lorena.blospot.com
    espero que me des consejos de como escribir mi libro ^--^
    Soy tu faan! ^--^
    Y bueno.... solo tengo un capitulo de mi libro :S
    besoos! Y sigue asi! ^--^

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  4. Pasate por mi blog, por el apartado premios!!

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