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domingo, 21 de noviembre de 2010

Capítulo 3

“Darte cuenta en un momento de que todo tu esfuerzo, tu lucha, tu esperanza... todo ha sido en vano... no es cuestión de perseverancia... alguien puede arrebatarte tu sueño en un momento”

Eran las once de la noche y Ruth había ido al baño, dejando a Nat y Lorena en su habitación. Estaba terminando de arreglarse para salir. El lápiz de ojos negro temblaba en su mano. Qué nervios... Por fin, después de tanto tiempo hablando por MSN iba a conocerle... No paraba de preguntarse cómo sería. Lo cierto es que no se habían dado muchos detalles acerca de su aspecto físico, y se moría por saberlo. Tampoco tenía ni idea de lo que podía ocurrir a partir de aquella noche. ¿Qué clase de relación llevarían después de hablar cara a cara? Tenía miedo de que la decisión de quedar rompiera la magia que había entre ellos desde el principio, aunque fuera a través de un ordenador.
Se dio por vencida con el lápiz, después de varios intentos fallidos en los que había conseguido pintar todo menos el ojo, y se dirigió de nuevo a su habitación, en busca de ayuda: Lorena no tenía nada que envidiar a un maquillador profesional.
La puerta estaba semiabierta, y justo cuando iba a empujarla para entrar escuchó la voz de Natalia, que parecía estar llorando.
-Nat... deja de llorar, por favor – suplicaba Lorena, intentando en vano tranquilizar a su amiga –. Va a venir Ruth. ¿Y qué le vas a decir cuando te vea de esta manera...?
-Sabía que pensarías que soy una cría, que no me comprenderías. ¿Cómo vas a comprenderme? – al hacer la pregunta, Natalia subió mucho el tono de voz, tanto que Ruth, que estaba observando detrás de la puerta, dio un respingo –. ¿Cómo vas a comprenderme tú?
Soltó una risilla irónica acompañando ese punzante “tú”, que pareció ofender bastante a Lorena, ya que se retiró de inmediato del lado de su amiga, sentada en la cama.
-¡La que no comprende nada eres tú, Natalia! – exclamó, furiosa –. Ruth te quiere, y sabes que siempre está a tu lado cuando la necesitas. ¡Y está preocupada por ti! Y tú en cambio te obsesionas con hacerle sombra. ¿Para qué?
Ruth se sorprendió al escuchar su nombre. ¿Qué tenía que ver ella en todo ese embrollo? Decidió entrar, pero justo cuando iba a hacerlo, Natalia comenzó a hablar. Sus palabras estaban impregnadas en lágrimas, pero ya no gritaba.
-Para que él me quiera a mí.
Rompió a llorar y Lorena de nuevo se acercó para abrazarla. Y entonces Ruth decidió intervenir, conmovida por aquella escena, fingiendo no haber escuchado nada de lo anterior. Las dos chicas se sobresaltaron cuando entró en la habitación.
-¡Ey! ¿Qué te pasa? – exclamó corriendo hacia Natalia. Le dio un beso en la frente –. ¿Cómo es que estás llorando un viernes por la noche?
-No es nada – sonrió ella secándose las lágrimas con la mano –. Es que hoy estoy penosa.
-Pero no te preocupes, ya verás como aprobar física no es tan difícil como parece – intentó disimular Lorena sin saber que Ruth había presenciado la discusión de hacía un momento.
-Bueno, vámonos, que no es momento ni de llorar ni de hablar de física – exclamó Nat poniéndose en pie.
Llevaba unos shorts vaqueros y una camisa blanca que se había ajustado con un cinturón debajo del pecho. Calzaba unas sandalias con mucho tacón que hicieron que la chica se tambaleara al levantarse.
-Pero antes... – añadió Ruth ofreciendo el lápiz de ojos a Lorena, que se había levantado a la vez que Natalia –. Arregla este desastre.
Señaló su rostro, que mostraba una expresión exagerada de desesperación, de una forma un poco teatral.

La música sonaba a un volumen excesivo dentro del pub, que empezaba a abarrotarse de gente. Ruth buscaba nerviosa entre la multitud, sentada en un taburete colocado frente a la barra. Movía las piernas sin parar, inconscientemente, preguntándose si Lmusic sería este o aquel. Sus amigas se encontraban a ambos lados de ella, esperando impacientes a que el camarero encontrara un momento para atenderlas: estaba muy atareado sirviendo bebidas sin parar. Aquello nunca había estado tan lleno. Por fin, tras una larga espera, se acercó a preguntar qué es lo que iban a tomar.
-Ruth, ¿tú qué quieres? – preguntó Nat elevando la voz por encima de la música para que su amiga pudiese oírla –. Vamos a pedir chupitos. Esta noche promete.
-¿Qué? – preguntó Ruth desconcertada, puesto que había estado más pendiente de la gente que entraba que de su amiga. Era absurdo, por mucho que quisiera, no iba a poder reconocerlo –. Vale, pídeme uno a mí también – respondió al fin, ante la mirada de sus amigas y del agobiado camarero.
-Muy bien. Tres absentas, por favor. ¿Queréis algo más? – sus dos acompañantes negaron con la cabeza –. Tres absentas.
-¡Ruth! Tranquila, que te va a dar algo – rió Lorena observando la inquietud de su amiga –. Ya verás como viene.
-Sí, pero de qué sirve eso si no voy a saber quién es. No sé cómo piensa hacerlo para que podamos reconocernos.
-No te preocupes, si él te ha dicho eso es por algo – intentó tranquilizarla colocándole la mano en la pierna, que no había dejado de zarandear ni un segundo –. ¡Mira, ahí está Víctor!
Lorena salió disparada al encuentro de su novio y lo abrazó en cuanto le dio alcance. Tras él estaban Javi y Lucas... Lucas. ¡Qué guapo estaba! Natalia y Ruth lo observaron acercarse, casi boquiabiertas, sin perder detalle de cada paso que daba. Como si lo hubiesen planeado, ambas se bebieron sus chupitos al mismo tiempo, sin dejar de mirar a su amigo. Vestía una camisa negra, abierta, y debajo de ella llevaba puesta una camiseta blanca. Tenía las manos metidas en los bolsillos de los pantalones, unos vaqueros rotos, y sus brazos... unos brazos fuertes, pero no de gimnasio. Y lo que de verdad le hacía resplandecer: su sonrisa. Existen muchos tipos de sonrisas pero, sin duda alguna, la sonrisa de Lucas pertenecía a un género diferente.
El corazón de Natalia latía más fuerte cuanto más cerca de ellas se encontraba el chico y cuando estuvo allí, delante, cuando pudo oler su perfume, un escalofrío recorrió el interior de su cuerpo, haciendo que hasta sus pensamientos temblasen.
-¡Hola, chicas! – exclamó él acariciando el pelo de Ruth y agitando cariñosamente el de Natalia –. ¿Ya estáis bebiendo? No os paséis, ¿eh?
Ellas se limitaron a sonreír, sintiendo aún el fuego del absenta en sus gargantas. Y antes de que pudieran decir nada, Lucas se dio la vuelta para encontrarse de nuevo con sus amigos. Cuando ya se había alejado un poco, miró hacia atrás y guiñó un ojo a Ruth, que quedó atónita ante el gesto. Natalia, en cambio, la fulminó con la mirada.
-Uf... – se quejó Ruth, colocando su mano en el estómago –. Voy a ir al baño un momento, ¿eh? Necesito beber agua y si espero al camarero mi intestino ya se habrá derretido cuando llegue. Enseguida vuelvo.
Natalia observó cómo se marchaba, esquivando gente. Entonces clavó su mirada en el chupito de Lorena, que permanecía intacto sobre la barra. Bueno, solo quedamos tú y yo. Pensó. Acto seguido se lo llevó a los labios, pero justo entonces vio a Lucas correr tras Ruth y entrar en el cuarto de baño de chicas. Por la sorpresa, el absenta se atragantó en su garganta y comenzó a toser. No quería creer lo que había visto...

La canción 3, de Britney Spears, envolvía el ambiente del pub. En el baño el volumen era menos molesto, soportable. Ruth se agachó para beber agua del grifo y aliviar la quemazón de su garganta y del estómago. Se sobresaltó muchísimo cuando alguien, a quien no había oído entrar, colocó una mano en sus ojos, dejando invidente a la chica. Comenzó a gritar y a luchar por liberarse, pero dejó de hacerlo cuando escuchó una voz en su oído. Una voz dulce y extrañamente familiar.
-Shh... Tranquila, Ruth, soy yo... ¿recuerdas que te dije que sabrías quién soy?
¡Era él! ¡Era Lmusic!
Cuando consiguió calmarse, él utilizó un pañuelo para cubrir sus ojos, sustituyendo las manos, que ahora se deslizaban por los brazos temblorosos de la chica.
-Deja que te vea – pidió Ruth haciendo amagos de retirar el pañuelo para poder contemplar por fin a aquel chico. Pero él cogió su mano, suavemente, impidiéndoselo. Sus dedos la acariciaron. Eran suaves. Sintió un escalofrío –. No es justo. No era este el trato.
-Por favor, Ruth – suplicó él en un susurro –. Dame más tiempo. Solo un poco más.
-No – respondió ella con rotundidad –. Quiero verte. No puedes hacerme esto.
Sintió cómo Lmusic acercaba a su oído los labios, y de nuevo un escalofrío la hizo estremecer. Olía muy bien. A pesar de aquel juego en el que ella no podía ganar, no estaba enfadada. Algo tan romántico era propio de él. Así que, aprovechando los cuatro sentidos que aún podía utilizar, respiró su aroma, y dejó que sus manos se abrieran paso, que descubrieran aquello que sus ojos no eran capaces de ver. Él no mostró resistencia, y retiró un poco su rostro del de ella para que pudiera tocarlo. Las manos de Ruth viajaron por su pelo, liso, suave, corto, y continuaron su camino hacia la cara. Sus dedos encontraron los ojos y, más abajo, acarició dulcemente los pómulos. Tenía una piel joven, limpia. Pudo sentir cómo temblaba, al igual que ella. Los dedos de la chica hallaron entonces sus labios, y allí se detuvo.
La música no sonaba para sus oídos. En cambio, podía oír perfectamente la respiración de Lmusic, agitada, nerviosa. Tanto como la suya.
-Deja que te vea – insistió sin retirar los dedos de aquellos labios.
-Perdóname – le acarició el cuello –. De verdad que no puedo.
Sin darle oportunidad de responder se inclinó hacia ella, sus manos cayeron hasta los hombros del chico. Y la besó. Ruth no se opuso, a pesar todo. Porque ella también quería besarlo.
Después de un beso largo, que consiguió paralizar todo lo ajeno a ellos, la soltó.
-Te quiero, princesa.
Ella retiró la venda de sus ojos lo más rápido que pudo, pero él ya no estaba. Se había ido, y la música volvía a sonar. Miró el pañuelo, negro, fino, suave. Lo acercó a su rostro y respiró profundamente. Ese olor... Su olor.

Natalia no quitó ojo a la puerta del cuarto de baño, a lo lejos. ¿Qué estaba ocurriendo allí dentro? ¿Por qué ninguno de los dos salía? Había pedido otro chupito y el alcohol empezaba a hacer efecto en ella. La cabeza le daba vueltas. Pasaron varios minutos, pero Lucas no salía. Se estaba desesperando. Quizás tan solo hablaban... Y entonces lo vio, vio cómo corría abriéndose paso entre la multitud. Parecía tener mucha prisa...Y Ruth salió poco después, y miró a un lado y a otro, como si estuviera buscando a alguien. ¿A Lucas? Sin dejar de observar a su alrededor se dirigió rápidamente hacia Natalia. Llevaba un pañuelo negro en la mano y parecía alterada. Lorena se reunió con ellas en ese momento. Llegaron prácticamente a la vez.
-¡Ha venido! – exclamó Ruth, gesticulando de forma exagerada –. ¡Ha venido! – volvió a decir.
Natalia no daba crédito a lo que estaba oyendo.
-¿Tu amor cibernauta? – preguntó Lorena, algo confusa.
-¿Quién si no?
-¡Por fin lo has visto! – Lorena agarró las manos de su amiga, eufórica. Se moría de ganas por saber más –. ¿Y cómo es? ¿Dónde está? ¿Qué ha pasado? ¿Y esto? – señaló el pañuelo negro que Ruth sostenía en sus manos.
-No lo he visto – respondió mostrando decepción –. ¡Esto...! – agitó el pañuelo –. Me ha vendado los ojos. ¡No me ha dejado verlo!
-¿No lo has visto en ningún momento? – quiso saber Natalia.
-Ya te he dicho que no me ha dejado.
Así que Lucas era Lmusic, el misterioso chico con el que Ruth hablaba por MSN. Este pensamiento le provocó tal dolor que quiso echarse a llorar allí mismo, pero logró contener las lágrimas: no quería dar un espectáculo. Y sobre todo, de ningún modo se enteraría su amiga de todo aquello. Nunca iba a saberlo.
-¿Qué me dices? – exclamó incrédula Lorena –. ¿Pero qué es lo que ha pasado?
-¡Nos hemos besado!
Y entonces Nat, al escuchar eso, no pudo soportarlo. Se sentía débil. ¿Cuánto tiempo llevaba sin comer? No podía recordarlo. Desde la noche anterior, quizás. Sí. Sintió nauseas. Todo empezaba a oscurecerse. Poco a poco, también la música, las voces... todo se fue apagando. Intentó alzar el brazo para agarrar a Lorena, que estaba de pie justo a su lado, pero los músculos no respondían. En un segundo intento de levantarse, se desplomó.

2 comentarios:

  1. Me gusta!
    Espero con ansia el cuarto capítulo :)
    Sigue así!!

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  2. OOFFF!! voy en este capitulo, seguire toda la noche, pero no s epor que presiento que nos estas haciendo creer que lucas es Lmusic y no sera el, no se es una lijera sospecha

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