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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Capítulo 56

Cuando pensaba que lo que sentía por ti no podía crecer más, lo hiciste crecer”


Gente conocida del instituto se dirigió junto a Ruth, Lorena y Natalia para felicitar a los grupos cuando el concierto finalizó. Deep&Blue y The Muckers charlaban tras el escenario, claramente emocionados, cuando vieron aparecer la multitud que avanzaba hacia ellos.

Lucas buscó a Ruth con la mirada, y cuando la encontró caminó hasta ella, sonriente. Lorena salió corriendo hacia Víctor y se abalanzó sobre él, enroscando las piernas alrededor de su cintura y abrazándole el cuello.

-¡Ha sido increíble! – exclamó mientras se soltaba.

Víctor decidió que perdonaría el entusiasmo que había demostrado durante la actuación de The Muckers. Había gritado lo suficiente como para hacerlo.

-Habéis estado genial – le dijo Ruth a Lucas, al mismo tiempo hacía pasar su mano suavemente por el brazo del chico. Después miró a su hermano –: Víctor, ¡has bordado el comienzo de The kids aren't alright!

Natalia y Gloria aparecieron por detrás de Ruth, y también los felicitaron.

Eva las miró con desprecio, preguntándose todavía cómo diablos había conseguido Ruth salir del instituto. ¿Qué era lo que había hecho mal? ¿En qué había fallado? Mientras tanto, Natalia hablaba con ellos como si nada, como si nunca le hubiese dicho esas cosas horribles de la que antes había sido su mejor amiga, como si de repente, por arte de magia, todo eso hubiera desaparecido. Parecía feliz, y sus ojos brillaban cada vez que se encontraban con los de Lucas, y una sonrisa se dibujaba en sus labios cuando, sin querer, sus brazos se rozaban. Incluso rió al escuchar un comentario de Ruth.

“¿No era una egoísta que no se merecía tu amistad, y mucho menos a Lucas, Natalia?” se dijo a sí misma, sintiendo algo en su interior que no quiso reconocer como envidia, envidia por ver cómo él le sonreía y le prestaba atención.

“¿No era él un capullo que solo veía en Ruth una cara bonita y un cuerpo bien formado?”

Parecía no recordar nada de eso.

Decidió acercarse para mostrarle su admiración a Lucas, pero cuando lo hizo él solo le dio las gracias, y luego se volvió hacia Ruth que, para su sorpresa, intercambiaba algunas palabras con Natalia.

-Llegué a pensar que no vendrías, ¿qué te pasó? – preguntó él.

Eva vio en Natalia el dolor que le producía el interés que Lucas mostraba, y cómo intentaba disimularlo interesándose ella también.

-Bueno... ¡no os lo vais a creer! Fui al instituto para... – Ruth detuvo sus palabras bruscamente, dirigiendo una mirada discreta hacia Lorena, que aún hablaba con Víctor y otro grupito del instituto. Decidió que no diría nada todavía acerca de las camisetas –. Bueno, el caso es que tuve que pasarme por allí un momento, pero cuando fui a salir la puerta estaba cerrada... y el conserje roncando. Me resultó imposible despertarlo. – Soltó una carcajada.

-¿Te quedaste encerrada en el instituto? – exclamó él.

-¿Quién se ha quedado encerrada en el instituto? – Era Lorena, que acababa de incorporarse a la conversación junto a su novio. Miró a Ruth y empezó a reír –. Quién si no.

-¿Y cómo saliste? – continuó Lucas.

-Bueno... ¿recuerdas aquella vez que estuvimos ayudando a Ángeles con el cartel? Me explicaste una forma de salir por la ventana en caso de incendio...

-Sí, utilizando el conducto de ventilación, ¿no? – Ruth asintió, y él abrió mucho los ojos –. ¿Has salido por la ventana?

-Estás loca – soltó Víctor, alborotando el pelo de su hermana –. ¿Y quién cerró la puerta si no fue el conserje? Es quien se encarga de eso.

-Es verdad, alguien tuvo que hacerlo. ¿Y por qué? – Fue Natalia quien habló, y Ruth no pudo evitar sonreír al ver que su amiga la trataba con naturalidad.

-No lo sé, a lo mejor alguien no quería que viniese al concierto – rió –. Pues le han salido mal las cosas. Cometió un error al no contar con el conducto de ventilación.

-No lo creo. ¿Quién iba a querer impedirte que vinieras? – dijo Nat.

Después Eva decidió intervenir, harta de sentirse excluida por sus propias amigas, ya que Gloria también parecía muy interesada por la historia de Ruth. Además, empezaba a temer que sospecharan de ella, así que aprovechó la oportunidad.

-Vamos, Natalia. Tú lo sabes bien.

-¿De qué hablas?

-No te hagas la tonta ahora. Deberías ser más valiente y decirle las cosas a la cara, en vez de ir por ahí comentando cosas horribles de ella a sus espaldas. Eso es de falsas, ¿lo sabías?

Natalia no pudo responder, la sorpresa la tenía paralizada, pero sus mejillas ardieron, porque en cierto modo, tenía razón. No había dicho maravillas de Ruth en los últimos meses, pero eso es lo que hace cualquier chica cuando su mejor amiga la traiciona al enamorarse repentinamente del que siempre había sido el amor de su vida, ¿no? Cuando lo elige a él sin importarle años de amistad perdidos en un momento.

-Sé que tú encerraste a Ruth en el instituto, Natalia – terminó Eva, con una mirada llena de maldad.

-Ella nunca haría eso. – Para la sorpresa de Nat, fue Ruth quien salió en su defensa, furiosa.

-¿Tú crees? Quizás te interese saber unas cuantas cosas que ha dicho de ti, y que probablemente te harían cambiar de opinión.

-Lo que dices es absurdo – intervino Lorena con tranquilidad –. Natalia ha estado con nosotros todo el tiempo, desde por la tarde. No ha podido ser ella.

-¿Y quién te dice a ti que no contaba con alguien que hiciera el trabajo por ella?

-Cállate, Eva – dijo Gloria, con la única intención de que su amiga dejara de ponerse en evidencia.

-Cállate tú, zorra.

Gloria intentó no perder los nervios, a pesar de que aquel insulto había conseguido enfadarla de verdad.

-Estás haciendo el ridículo. ¿No te das cuenta? ¿No ves que estás perdiendo la cabeza? ¿Por qué no dejas todo esto de una vez, antes de que sea demasiado tarde?

Le dio miedo ver que Eva apretaba los dientes como un perro guardián que ha sido entrenado para atacar a los intrusos, y dio un paso atrás instintivamente. Por un momento incluso le pareció que sus pupilas brillaban de un color rojo intenso.

-¿Sabéis? – exclamó Eva dirigiéndose a toda la gente cercana, que volvió su atención hacia ella –. Acabo de recordar lo que hizo mi amiga Gloria hace un par de años, y estoy segura de que todos os morís por escuchar la historia.

Fue triste ver cómo muchos se acercaban para enterarse mejor, entre risas.

-Eva, no lo hagas – suplicó Gloria en un susurro, agarrándose a su brazo, que se agitaba en el aire invitando a todos a acercarse –. No me hagas esto, por favor.

-Lo siento – se disculpó ella con tono teatral. Pero no se dirigía a Gloria, sino a sus oyentes –, pero parece que Gloria no quiere que sepáis cómo perdió la virginidad a los catorce años, en un local comido por la mierda, con un chico diez años mayor que ella, mientras su novio – hizo una breve pausa para señalar a Lucas, que la observaba con los labios apretados y la rabia en los ojos –, la esperaba pacientemente en la puerta del cine.

Se produjo un silencio absoluto, y después Gloria salió corriendo de allí. Quería huir de todas aquellas miradas y del dolor. Aunque de eso no pudo escapar, no de la herida que se abría un poco más en su corazón. Lucas la siguió, y Ruth agarró el hombro de Eva con brusquedad para darle la vuelta y encararse con ella. Cuando las voces de la gente llenaron de nuevo el ambiente, habló:

-¿Cómo puedes disfrutar haciéndole daño a tu amiga?

-Dímelo tu, Ruth. De eso entiendes bastante.

Sus palabras se le clavaron en el pecho hasta dejarla sin respiración.

-Estás sola, Eva.


-¡Gloria! – gritó intentando alcanzarla, pero ella no se detuvo –. ¿Quieres esperar un segundo?

-¡No! ¡Vete, Lucas! ¡Déjame sola!

Después de decir eso, tropezó con un agujero que había en el suelo y cayó levantando una enorme nube de polvo, encogiéndose con el rostro escondido en el pelo. Fue entonces cuando pudo llegar hasta ella.

-¿Estás bien?

-¡No! ¡No estoy bien, joder! – Tiró de su brazo para ayudarla a levantarse, pero Gloria se apartó con brusquedad –. No me mires, ¡por favor! No quiero que me mires. ¡Vete!

-Deja de ser tan melodramática y levántate.

Esperó un momento antes de ponerse en pie, temblorosa, pero no pudo mirarlo a la cara. No podía. Tenía el rostro empapado en lágrimas y vergüenza.

-Lo siento. Siento lo que hice.

-Ya lo sé. Pero ya ha pasado mucho tiempo. Ahora cálmate. ¿En serio te preocupa tanto lo que diga Eva?

-No es lo que diga Eva... es lo que hice, Lucas.

-Cometiste un error. Todos nos equivocamos.

-¿Por qué estás aquí? ¿Por qué intentas consolarme? ¿Por qué no me odias?

-Porque lo que sucedió... hace tiempo que dejó de importarme.

Aunque en teoría eso era bueno, a Gloria aquella respuesta se le atragantó y no pudo hacer otra cosa más que seguir llorando. Porque eso, traducido al idioma del corazón, significaba que ya no estaba enamorado de ella.

-Tú ya... ya no me quieres.

No quería decirlo, no quería. Porque sentía que era una afirmación fuera de lugar. Pero necesitaba escucharlo de sus labios. Necesitaba que él se lo dijera para obligarse a sí misma a olvidarlo para siempre. O eso creía, porque en el momento en que lo escuchó supo que no quería oírlo.

-No, Gloria... Estoy enamorado de otra persona, y lo sabes.

-Lo sé. – Se sorprendió a ella misma sonriendo mientras le miraba a los ojos por primera vez –. Y espero que Ruth sí sepa apreciar lo que tiene.

No mentía. Esperaba de verdad que Ruth hiciera las cosas bien. Esperaba que Lucas fuera feliz con ella.

2 comentarios:

  1. me encanta!!!!
    que pena que pronto se acabe pero todo tiene que acabar!
    un beso me encanta como escribes!

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  2. A mi tambien me encanta, y me da muchisima pena Gloria, se nota que esta super arrepentida y a ver si Ruth hace algo de una vez!!
    Muchisimas gracias por subir el capi :)

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